POR PRÍAMO H. MEDINA P.
Es normal que en una competencia de cualquier naturaleza, los participantes en la recta final, agoten hasta sus reservas, en interés de sacar ventajas, y de resultar ganadores al cierre de la jornada. Eso mismo pasa en las luchas electorales, aquí o en otros lugares, donde tiene vigencia el régimen democrático.
Cinco días nos separan de las elecciones presidenciales, a celebrarse el próximo viernes, cuando contaremos a 16 de mayo. Desde las primeras horas de la mañana, los dominicanos en capacidad de votar, irán a las urnas a reafirmar su voluntad democrática, escogiendo a uno de los aspirantes a la presidencia de la República, para que dirija la nación, posiblemente en uno de los tramos de su historia que apunta a convertirse en uno de los más complejos y difíciles.
Las perspectivas electorales, en términos de resultados, a los ojos de un observador imparcial, son fáciles de predecir, si partimos de las encuestas, que son los instrumentos idóneos de medición de las simpatías políticas, cuando se trata de anticipar el desenlace de un torneo electoral. Si existe un mecanismo distinto y se nos puede demostrar su superioridad estaríamos en la mejor disposición de aceptarlo.
Muy pocas veces en América Latina, para quedarnos en el patio las elecciones se han decidido, contrariando a las encuestas, y mucho menos en el caso nuestro, que las encuestas mejor acreditadas dan como seguro ganador, al Dr. Leonel Fernández. Nuestra afirmación está avalada en las diferentes entregas, hechas por Gallup-Hoy, Penn Schoen, Hamilton, Greenberg-Diario Libre, Noxa-Cies-Clave, entre otras.
Echando a un lado las preferencias electorales, porque a estas horas son muy pocos los que no han decidido por quién votar, lo más conveniente para todos es conservar el equilibrio, y no dejarse arrastrar por las emociones. Las opiniones hechas a través de un medio de comunicación masiva, deben ser frías, objetivas y bien fundamentadas. Es importante preservar la credibilidad, y no confundir la realidad con los deseos.
Retomando la idea de agotar las reservas al final de la competencia el refranero popular ha acuñado la expresión, de que “el que se va a morir siempre se alivia”. Traducido a la política, esto quiere decir, que un partido o un candidato, que se ha mantenido a la saga a lo largo de toda la campaña electoral, tiene todo el derecho en la recta final, a sacar de abajo, para tratar de cambiar la percepción y convencer a los más ingenuos. El esfuerzo es inteligente, pero los resultados siguen siendo los mismos.
La certeza de esto último, lo confirma el hecho de que el Partido de la Liberación Dominicana y sus aliados, comandados por Leonel Fernández, no han bajado la guardia ni un instante. La contundencia de las movilizaciones recientes, hechas en el Distrito Nacional y en la Provincia de Santo Domingo así como en la región Este del país son un presagio de lo que pasará el viernes 16 mayo.
Es cuestión de horas.
http://www.elnacional.com.do/article.aspx?id=46320
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