Confío que el presidente Leonel Fernández seguirá poniendo su inteligencia y sensatez al servicio de la concordia, del progreso y del bien común. |
Por Germán Pérez / El Caribe |
Martes 6 de mayo del 2008 actualizado a las 12:45 AM A pesar de que sus opositores así lo creen, una clara sanidad de conciencia establece que el presidente Leonel Fernández no inventó ni ha incrementado la pobreza material y espiritual del pueblo dominicano. Por el contrario, en sus gestiones gubernativas de ocho años se redujo considerablemente la pobreza material y mental, así como el desempleo, pero sin que de modo alguno pretendamos hacer creer que haya desaparecido de su ámbito global. Eso sí, hay que admitir que en otras gestiones de gobierno en este país y en otras partes del mundo, la indigencia, las desigualdades sociales y el déficit alimentario han aumentado de tono, color y fondo, fruto de la incompetencia y cabal acopio de esa realidad. La pretensión o promesa política de acabar con la pobreza material de una nación como la nuestra es un monumental acto de demagogia que ofende la conciencia de cualquier mortal mínimamente noble y, hasta la grandeza de Dios. Sin pretender ser profeta o filósofo de la teología cristiana, creo firmemente que la pobreza material, que no es peor que la espiritual y mental, es un legado del Todopoderoso a la humanidad como balanza de equilibrio entre el bien y el mal, entre el infierno y la gloria. Esto no quiere decir, (válgame Dios), que debemos conformarnos con seguir siendo pobres. Pero también creo, con acerada fe, que los líderes y los elegidos para gobernarnos están en la obligación de trabajar hasta el agotamiento físico para reducir las injusticias, el sufrimiento y las insuficiencias que padecemos en estos días, sin olvidarse de la educación, la salud, la cultura, el deporte, la tecnología, la seguridad y la paz ciudadanas, como lo está haciendo el presidente Fernández. Por demás entiendo que, logradas esas metas, nuestro Presidente y líder, tendrá la oportunidad de afianzar otras áreas vinculadas a lo humano, donde la eficiencia ahora está ausente y la mediocridad traza la pauta. Asumo, pues, que el líder del país, sabe a plenitud que el debate hoy en día cambió de lo ideológico a lo económico-alimentario y que por tanto él sabrá dirigir los recursos y las inversiones a tono con las necesidades imperiosas de su pueblo, especialmente de los más sufridos y marginados de privilegios sociales, económicos y políticos. Confío, entonces, que el Presidente Fernández seguirá poniendo su inteligencia y sensatez al servicio de la concordia, de la misericordia, del progreso y del bien común, haciendo con más énfasis en los próximos cuatro y posibles ocho años, un gobierno ideal para un país posible. Germán Pérez es periodista y poeta http://www.elcaribecdn.com.do |
martes, 6 de mayo de 2008
El gobierno ideal
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