sábado, 11 de septiembre de 2010

Los jóvenes y la política

Desde el inicio de los tiempos, los jóvenes han marcado las huellas de la historia. Siempre guiados por los sabios quienes por su longevidad eran considerados tales. Pero la fuerza de los sucesos más importantes del mundo y de los eventos que más efectos han generado, han provenido de la juventud. Son los jóvenes los verdaderos impulsores de los cambios sociales, ya que en nosotros, permítanme incluirme como joven, reposa el motor de la vida. Somos los jóvenes con nuestra personalidad curiosa y rebelde quienes debemos llevar a cabo las luchas y misiones que conlleven las transformaciones sociales que deseamos. Un ilustre y coherente político e intelectual, el cual admiro y respeto inmensurablemente, me reiteraba el otro día, “si los jóvenes quieren entrar tienen que fajarse a empujar”, nada mas cierto que esto.

Los políticos tradicionales no van a cedernos sus curules amablemente. Somos nosotros quienes tenemos que trabajar incansablemente para lograr que nuestros reclamos sean escuchados. Trabajar por nuestra comunidad en todo lo que podamos, integrarnos entre nosotros consensuando ideas y posiciones, cosa que los políticos tradicionales no hacen, ellos más bien negocian que no es lo mismo ni es igual. Es por esto que somos nosotros el tesoro de nuestra sociedad. De nosotros depende toda la gente de este país que no tiene forma de ser escuchada. De nosotros dimana la esperanza de este pueblo que se encuentra demacrado y asfixiado por la política. Jóvenes, debemos abrirnos el paso a toda fuerza para tomar las posiciones que nos corresponden. Lograr incidir en las decisiones de nuestro país, y lo más importante, lograr ayudar a todas esas personas de las cuales somos responsables por nuestra educación.

Muchas personas me critican cuando hago pública esta posición pero así lo considero, me siento en deuda con cada dominicano que no ha podido acceder a la educación que he recibido. Este sentir, inculcado por mi padre desde mis primeros años, es lo que me hace asumir bajo cualquier circunstancia el compromiso de proteger y ayudar a mis compatriotas, cosa que debería ser filosofía de vida para todos los jóvenes latinoamericanos, que actualmente se encuentran en todo menos en política.

No hay remuneración económica o material en este mundo que se asemeje en lo más mínimo al sentimiento de satisfacción y gratitud personal que se experimenta cuando uno trata de servir y defender su tierra y su pueblo. El prestigio que se alcanza es superior a cualquier fortuna y no deja la boca amarga porque se alcanza ayudando no aterrorizando. Tenemos algo muy importante que nos distingue de nuestros “sabios”, y es que todavía conservamos esa ingenuidad que solo se pierde con los años. Todavía creemos en las causas y el creer es esperanza. Solo con esa esperanza se logran cambios.

Nuestros países latinoamericanos necesitan de una renovación política en todos los aspectos. El sistema debe cambiar para evolucionar de una mecánica electoral populista que actualmente opera de manera inescrupulosa a un sistema de elecciones abierto que integre a todos los sectores. Reconocer el trabajo de los jóvenes e incentivarlos a participar, aprovechar ese espíritu y esa voluntad insistente que caracterizan a la juventud. Pero para lograr estos cambios sociales, lo mas importante a recordar es que “si queremos entrar, tenemos que fajarnos a empujar”.

Autor: PEDRO MANUEL CASALS HIJO

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