martes, 21 de septiembre de 2010
Palabras Diputado Pelegrin Castillo foro parlamentario auspiciado por la Comunidad de Democracias.Washington,15 de septiembre 2010
Gracias por la invitación, en especial al buen amigo Lincoln Díaz- Balart .Me siento muy honrado de participar en este importante panel del foro parlamentario auspiciado por la Comunidad de Democracias
A nuestro juicio son cinco los desafíos que enfrentamos en el continente para fortalecer las relaciones hemisféricas en torno a los valores de la democracia, la libertad y la prosperidad:
1) Los estados con proyectos nacionales débiles o inexistentes tienen graves dificultades para insertarse en la economía global o en esquemas de integración asimétricos. Esa circunstancia acentúa todas sus debilidades estructurales, y como está probado, tiende a generar estados de frustración y radicalización que hacen posible el surgimiento y preservación de regímenes neo populistas. Por tanto, es importante no olvidar que una integración hemisférica no tendrá bases solidas si solo favorece a las elites o sectores modernos de la economía y excluye a los pueblos de la producción, el consumo y la ciudadanía efectiva
2) Es urgente adoptar un enfoque equilibrado e integral entre la agenda de integración comercial y de inversión, y la agenda de seguridad. Si los tratados de libre comercio o su implementación, debilitan a las naciones, en especial a sus sectores productivos más vulnerables, será cada vez más difícil preservar las instituciones y prácticas democráticas, y puede resultar afectada la seguridad regional.
3) El narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción transnacional constituyen hoy por hoy las mayores amenazas que enfrentan las instituciones democráticas en nuestras naciones. Para combatirlos con éxito- considerando la escala de sus operaciones- no basta considerarlos fenómenos criminales a contener con medidas policiales, judiciales o sanitarias. Para naciones como Republica Dominicana, por ejemplo, el narcotráfico es una amenaza a su seguridad nacional tan destructiva y peligrosa como lo es el terrorismo islámico para los EE.UU., y como tal debería ser tratado.
4) La región Centro América -Caribe insular –con más de 70 millones de habitantes, su asombrosa diversidad, y que en términos geopolíticos constituye la tercera frontera de los EE.UU, precisa de políticas especiales que la consoliden como un espacio de estabilidad, prosperidad, democracia y seguridad.
Como probo recientemente la crisis de Honduras, ésta región central tiene potencial de convertirse en un espacio de inestabilidad y división entre corrientes hemisféricas y deberá enfrentar en los próximos años varias pruebas críticas: a) La reintegración plena de Honduras a la comunidad hemisférica; b) La transición hacia la democracia en Cuba que facilite la reconciliación de su pueblo y el surgimiento de un nuevo orden económico; c) y por último la reconstrucción de las bases de la nación haitiana que ya se encontraban destruidas mucho antes del terremoto del 12 de enero. Del grado de compromiso efectivo de la comunidad internacional y hemisférica con el destino de esta nación emblemática depende en gran modo la estabilidad y la paz en la isla de Santo Domingo y en la región del Caribe-ya que es bueno advertir que no existe solución dominicana a los problemas de Haití- así como la justificación del título que históricamente se ha conferido a América como el continente de la esperanza.
5) Aunque las distancias se han reducido y los pueblos se acercan cada vez más, tenemos que contrarrestar la tendencia de algunos regímenes que con alianzas absurdas atraen o se involucran en conflictos extra continentales muy complejos y ajenos a nuestra matriz de civilización y cultura, que eventualmente podrían afectar o dañar las relaciones de seguridad y la estabilidad democrática en el continente.
Al concluir, quiero expresar mi convicción de que los congresistas y líderes políticos democráticos podemos hacer mucho para enfrentar con éxitos estos desafíos, que se agigantan en tiempo de crisis globales, a través de una comunicación y cooperación activa, para lo que resulta de inestimable valor instituciones como el Foro Parlamentario. Saludamos y apoyamos firmemente la apertura de su rama en las Américas.
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