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¿Cómo se le podía ocurrir a alguien que no esté enajenado solicitar un cambio del Presidente de la Suprema Corte de Justicia? Es una mentira tan vulgar, que se cae por su propio peso
El pasado jueves fue difundido por diversos medios de prensa un cable de la Embajada Norteamericana, de los tiempos del puertorriqueño Hans Hertell, en el que se hacen graves acusaciones contra el Presidente y el Vicepresidente de la Suprema Corte de Justicia, las que han sido debidamente desmentidas y calificadas de infundio por éstos.
Para el presidente de la Suprema, el “Wikileaks”, como popularmente se conoce a nivel mundial, no puede ser más ofensivo e irrespetuoso. El señor Hertell lo pone en su cable como un individuo capaz de prestarse a la barbaridad de llevar cintas de teléfonos ilegales, tratando de imputar a su compañero Luciano Pichardo actos indebidos, con el propósito de que le quitaran la visa de entrada a los Estados Unidos.
El cable de Hertell al Departamento de Estado es tan absurdo, que le atribuye al Dr. Subero admitir que el Dr. Luciano le informó del pago de US$40,000.00, por parte de una persona que no identifi có. Absurdo doblemente, porque sería la primera persona en el mundo que confesaría ante sus pares la comisión de un crimen por el hecho de que el Dr. Subero y sus demás compañeros se hicieran cómplices de dicho hecho criminal al no haber actuado en consecuencia.
En lo que refi ere del Dr. Marino Vinicio Castillo es evidente la intención fallida de hacerle daño por parte del Sr.
Hertell al momento de enviar dicho cable, porque el mismo texto le atribuye al profesor Subero decir que “no tenía ninguna prueba, para demostrar que el Dr. Marino Vinicio Castillo orquestara un plan para sustituirlo en la Presidencia de la Suprema por el Dr. Rafael Luciano Pichardo”, para supuestamente favorecer a los imputados de Baninter.
Hace cuatro años, cuando se desarrolló el juicio Baninter en apelación, no estuvo nunca en agenda la sustitución del Presidente o los jueces de la Suprema Corte de Justicia por el Consejo Nacional de la Magistratura, en momentos donde éstos eran inamovibles y vitalicios por fallos de ellos mismos.
¿Cómo se le podía ocurrir a alguien que no esté enajenado solicitar un cambio del Presidente de la Suprema Corte de Justicia? Es una mentira tan vulgar, que se cae por su propio peso.
Aparte del argumento anterior, que es concluyente, es oportuno decir que es igualmente absurdo que la familia Báez Romano – Báez Figueroa procuraran un cambio del Dr. Subero por el Dr. Luciano, ya que es un hecho conocido de que la relación estrecha de más de 30 años de esta familia ha sido con el Dr. Subero Isa, que fue durante décadas el jefe legal de La Intercontinental de Seguros y del Grupo Intercontinental.
Más aún, el dato histórico que no es conocido, pero que es oportuno tratarlo, es que cuando el Dr. Subero fue sugerido por el Dr. Balaguer, al través de Leo Matos Berrido, para presidir la Suprema Corte de Justicia en el año 1997, el Dr. Peña Gómez se negaba a aceptarlo, y fue nada más y nada menos el íntimo amigo de éste, don Ramón Báez Romano, el que pudo convencer al entonces líder perredeísta para que aceptara el nombramiento del profesor Subero Isa como cabeza del poder judicial.
Para la familia Castillo, de la que formamos parte, nada de lo que puede haber transmitido alevosamente el Sr.
Hertell al Departamento de Estado nos preocupa. Está documentado en los periódicos nacionales que tan pronto este abogado de Puerto Rico llegó a la República Dominicana en el gobierno de Hipólito Mejía, fue enfrentado con decoro por mi hermano el Lic. Pelegrín Castillo, en ocasión de un contrato leonino otorgado de grado a grado a un empresario puertorriqueño para la construcción de un ferrocarril, aupado en el Congreso Nacional por el Embajador Hertell. Meses después de ese issue Hertell - Pelegrín Castillo, el contrato fue rechazado y el señor puertorriqueño condenado por actos de corrupción en Puerto Rico.
La confrontación con Hertell y mi padre prosiguió a todo lo largo de su gestión como Embajador de los Estados Unidos en nuestro país, ante el evidente canchanchanismo que éste mantuvo en todo momento con Hipólito Mejía y su PPH, cuando detentaron el poder.
Son innumerables los programas de mi padre de la época, en que éste emplazaba al Sr. Hertell y la complacencia que su gestión tuvo con la administración de Mejía y su silencio sospechoso en grandes casos de narcotráfi co que estallaron en el reinado pepehachista, incluyendo la traída al país para hacer diez mil casas del Ejército Nacional de un reconocido capo del Cartel de Cali, que había purgado condena en Estados Unidos.
Años después de dejar su cargo diplomático, recientemente el Sr. Hertell ha sido emplazado por uno de los imputados del Caso Figueroa Agosto, Fernández Ibarra y sus abogados, de conocer y haber compartido con Agosto en un reconocido restaurante de la capital, sin que se conozca hasta hoy ninguna respuesta del ex diplomático.
El desmentido categórico del profesor Subero y del profesor Luciano dejó “como perico en la estaca” a aquellos grupúsculos ligados al pepehachismo, que creyeron ver una información que podía dañar la imagen de mi padre y de nuestro bufete de abogados, que va a cumplir 110 años de fundado. “Fueron por lana y salieron trasquilados”.
http://almomento.net/news/135/ARTICLE/92255/2011-07-24.html
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