martes, 28 de octubre de 2008

El suplicio de las trazas y la maldición de las drogas

Desde hace semanas, el doctor Marino Vinicio Castillo, asesor del Poder Ejecutivo en materia de droga, el General Delgado Valdez y Roberto Lebrón, presidente y vocero de la DNCD, respectivamente, así como varios comunicadores, están utilizando en sus exposiciones el término trazas, al indicar que nuestro espacio aéreo está siendo sistemáticamente violado por aeronaves clandestinas que bombardean drogas en territorio dominicano.

Sobre la expresión traza tenía una elemental noción, una idea vaga difícil de expresar; por eso quise buscar la real concepción del término para ilustrar esta nota.

Traza es en álgebra la suma de los elementos de la diagonal principal; en geometría, la intersección de un lugar con los planos de intersección; en arquitectura, un diseño para la fabricación de obras; en química una cantidad minúscula de una sustancia en una mezcla.

En el lenguaje aeronáutico, la traza es el rastro delineado que deja una aeronave después de recorrida una ruta. Un dispositivo GPS captura la traza de un rumbo y reproduce un gráfico en el que encontramos el día, la hora, la trayectoria y el tiempo en la zona.

El canal National Geographic repite un interesante documental donde aparece un amplio panel apantallado con relojes multicolores, cronómetros, velocímetros y otros instrumentos de medición, un sistema de radar de última generación; el audio dice: "...cuando una traza sin identificar aparece en las pantallas de los radares, todo un sistema de alarma se activa ante una posible amenaza aérea". En ese momento la cámara enfoca otro punto donde puede verse un equipo humano en movimiento. Con una señal, el personal se activa, a la espera de la orden para salir a defender su espacio aéreo.

La demostración me lleva a pensar en el incordio que tenemos en el país con las trazas de los vuelos clandestinos. Este año suman más de 300; llegan en fila con el agravante de que nos tenemos radar, ni aviones interceptores. Vemos la eficacia de las operaciones terrestres de la DNCD, pero esto de nada vale pues los bombardeos proliferan sin que nada ni nadie pueda impedirlos.

El proyecto de préstamo para la compra de los aviones supertucanos que fue aprobado en el Senado ahora confronta dificultades en los Diputados. Con suerte esto podría aprobarse este mes, lo que permitiría que el personal técnico y operativo saliera a entrenamiento este año y en el primer trimestre del 2009 estarían aquí los dos primeros aviones. Entretanto, tendremos que seguir soportando el bombardeo porque aun no termina el calvario; aun falta que el congreso y otras instancias decidan si procede la ley de derribo, y después comenzar a gestionar la adquisición de un sistema de radar, que no se sabe dónde ni como se conseguirá el dinero para comprar ese indispensable equipo. Mientras, el bombardeo de drogas no se detiene.

Parecería que estamos condenados al suplicio de las trazas. Es como un designio anatematizado contra el indefenso pueblo dominicano. Es una imprecación, la maldición de la droga.

De Freddy Sandoval


http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=175030

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