miércoles, 22 de octubre de 2008

Un Plan Marshall para Haití

Salvador Saneaux - 10/22/2008

Del mismo modo que en el plano microeconómico el voluntarismo puede ser causante del fracaso de cualquier empresa o proyecto, cuando sus gerentes o promotores no entienden que no están dadas las condiciones propicias para su factibilidad, un Estado-Nación puede tornarse un proyecto político estrepitosamente fallido, cuando dicho Estado carece de la base de sustentabilidad económica necesaria para el mantenimiento de la única forma legitima de gobernabilidad: La capacidad del Estado de redistribuir o suplir, en mayor o menor medida, en base a recursos nacionales, las necesidades básicas de alimentación, salud, educación, vivienda y seguridad de todos sus ciudadanos.

Cualquier forma o manifestación de violencia o de capacidad potencial o simbólica de ejercerla, llámese esta fuerza internacional de intervención militar o presencia de los elementos típicos que caracterizan a un Narco-Estado, no puede ni debe constituirse de un modo permanente en sinónimo de gobernabilidad ni la razón de ser para el sostenimiento de una ficción de republica que no garantiza un futuro promisorio para la inmensa mayoría de sus ciudadanos.

Un diagnostico objetivo y responsable que tome en consideración la premisa anterior y analice las condiciones objetivas que prevalecen en Haití conducen inequívocamente a la conclusión de que este es un estado fallido.

Y cual es la sustentación de la conclusión anterior? El hecho de que Haití carece de una economía propiamente dicha, el hecho de que Haití carece de un mercado interno que guarde una proporción lógica con el tamaño de su población, el hecho de que Haití carece de tierras cultivables en cantidad y calidad necesarias para producir alimentos que suplan la demanda interna insatisfecha, el hecho de que Haití carece de recursos hidrográficos y de un entorno medioambiental habitable para la mayoría de sus ciudadanos, el hecho de que Haití carece de suficiente infraestructura en escuelas, hospitales, clínicas, medios de transporte, carreteras, fabricas y edificaciones y viviendas, el hecho de que el parque industrial de Haití es obsoleto y de muy baja productividad, el hecho de que el valor del producto interno de Haití no es suficiente para satisfacer las necesidades básicas de todos sus habitantes, el hecho de que Haití no posee reservas naturales conocidas, tales como petróleo, metales o minerales, el hecho de que la propiedad del capital en Haití esta concentrado en manos del 5% de la población, el hecho de que ese 5% de la población esta constituido principalmente por ciudadanos extranjeros, el hecho de que la mayoría de esos extranjeros tiene a sus hijos estudiando fuera del país, el hecho de que los que controlan el capital en Haití no están comprometidos con el futuro del país, y tienen sus pasaportes y sus boletos siempre listos, por si a caso, el hecho de que Haití carece de instituciones lo suficientemente confiables y eficientes para garantizar las necesidades de seguridad ciudadana y jurídica de sus ciudadanos. Y finalmente, el hecho de que Haití carece de una clase dirigente o gobernante capaz de liderar un proceso de concertación política que merezca el respaldo incondicional de la comunidad internacional para acometer un plan de rescate económico creíble y sustentable.

Como conocedor de la problemática y testigo presencial de las graves dificultades que afectan al hermano país, llamo dramáticamente la atención a las autoridades locales, así como a la opinión publica y a los organismos multilaterales, en el sentido de que el agravamiento de la situación de Haití, en todos los ordenes, a consecuencia de los recientes fenómenos meteorológicos ha colocado a esta hermano país en un punto en el cual están dadas las condiciones objetivas y subjetivas para un estallido social de graves consecuencias. Un acaecimiento de esta naturaleza no solo tendría graves consecuencias de índole humanitaria, sino también consecuencias políticas que podrían afectar la estabilidad social y política de la región.

No dejo de abordar este tema tan complejo con el debido cuidado y respeto que merece. Comprendo que existe justificable susceptibilidad entre los hermanos haitianos al escuchar a extranjeros opinando sobre la problemática por la que atraviesa su país. Comparto el venerable sentimiento de orgullo patriótico que, no obstante las históricas frustraciones y vicisitudes, profesan los hermanos haitianos por su patria, pero entiendo que para Haití llego la hora cero. La hora de decidirse entre el estoicismo nacionalista y la apertura a una solución de gran alcance al problema de la inviabilidad actual, con el auspicio de la comunidad internacional.

Ya esta bueno de cumbres; llego el momento de la acción: Es urgente crear una corriente de opinión y un estado de conciencia, tanto a lo interno de Haití, como a nivel de la comunidad internacional, para la implementación de una especie de plan Marshall, un plan a largo plazo de restructuración económica, política, medioambiental e institucional liderado por un fideicomiso internacional. Estoy proponiendo una especie de pacto político internacional que incluya al gobierno legitimo actual y a todos los sectores de la sociedad civil haitiana en un pacto de co-gobierno, digamos que por 10 años, que garantice la transparencia y la eficiencia necesarios para que hacia Haití se produzca el flujo de capitales necesario para que esta hermana nación pueda salir de una vez por todas del atavismo y del subdesarrollo.

El plan propuesto podría considerar opciones de emigración temporal controlada de una cantidad considerable de hermanos haitianos que decidan emigrar legalmente, con contratos de trabajo hacia los países participantes en el fideicomiso, como una forma de quitar presión a la situación por la que atraviesa el hermano país. Digamos que un millón de emigrantes temporales distribuidos entre 60 países, lo cual representa algo mas de 16 mil inmigrantes por destino. No seria un sacrificio imposible para cualquier país participante solidario. Manos a la obra, vayamos al rescate de Haití, ya es tarde, antes de que sea demasiado tarde.



http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=78239

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