Por Pelegrín Castillo Semán
14 de May 2009 12:00 AM
1) Dos objetivos difíciles de conciliar: por un lado la necesaria, perentoria, ardua unidad nacional para enfrentar los enormes desafíos y peligros externos, y por otro, la modificación de la Constitución para permitir la reelección presidencial, que ha sido, es y será el asunto político con más capacidad de dividir y confrontar a los dominicanos.
2) El riesgo político del Presidente: que la posibilidad de crear un orden constitucional e institucional que fortalezca el Estado, amplíe los espacios democráticos y preserve la soberanía de la nación, se arruine por los efectos trastornadores, contaminantes, desquiciantes de la discusión constitucional de la reelección presidencial.
3) La Constitución –por sus frenos, controles, instituciones– debe concebirse sobre todo para limitar a los gobernantes con inclinaciones despóticas, o aquellos entregados al dispendio, o débiles para decidir sobre los grandes intereses públicos… Cuando existe un gobernante prudente, con sentido institucional, respetuoso de las formas… la constitución es menos relevante. Sin embargo, la experiencia histórica y la reflexión de los más sabios nos enseñan que el mando político prolongado, concentrado, ilimitado puede dañar hasta los mejores… que muchas veces terminan bajo las influencias de las camarillas de áulicos … o peor aun, de los que temen verse sin sus elevados cargos.
4) La reelección presidencial con pausa, con alternancia, lleva con facilidad al cálculo “me voy pero vuelvo”, del que se han desprendido, a su vez, desde los conciliábulos más audaces hasta las más feroces persecuciones, con todas las secuelas de daños institucional y desprestigio para la clase de los políticos y los partidos.
5) Es verdad que nadie aprende en cabeza ajena. Hay una lección historia muy señalada, con confirmaciones recientes: los gobernantes y políticos que más se han afanado para modificar la Constitución, para garantizar su reelección o su acceso al poder, no son los que se han beneficiado de su propia acción. En cambio, siempre les ha ido mejor a aquellos que han confiado en su “buena estrella”, o en la sabiduría del pueblo, o mejor aun, en la providencia.
6) El presidente Fernández tiene condiciones personales y políticas excepcionales. Por eso ha sido elegido en tres ocasiones antes de cumplir los 55 años de edad. Pero muchos de los que lo elegimos, lo hicimos para que cambie un orden político partidario y de negocios infuncional, ruinoso… y para que preserve la soberanía de la nación … no para que se acomode al primero, o vacile frente a manipulaciones foráneas antinacionales.
Pelegrín Castillo Semán es diputado FNP
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