Hillary ensalzó la figura de Fernández como intermediario
Escrito por: FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Al darse cuenta de la fortaleza del desarrollo dominicano, con sus grandes debilidades y lacras en contra, las principales potencias mundiales han estado preparando un plan estratégico que comienza a surgir de que el problema Haití debe ser responsabilidad de los vecinos orientales, o sea de Dominicana.Y el conocimiento de ese plan de las grandes potencias, que antes se llamaban los amigos de Haití, brotó con fuerzas en la ocasión de la visita de la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton al país el pasado día 16. Ella ensalzó la figura del presidente dominicano como el mejor intermediario y canalizador de las inquietudes caribeñas y regionales.
Fue un regalo envenenado de Estados Unidos y otras potencias mundiales, que a través de la señora Clinton le entregaron al presidente Fernández y al país, de manera que nos dejemos de estar dándole las espaldas a Haití y enfrentemos un problema que como una tromba marina va adquiriendo fuerzas con cada año que pasa.
La espada de Damocles que pende sobre el cuello de la nacionalidad dominicana es manipulada hábilmente por una élite haitiana, tanto política como económica, que desprecia íntimamente a sus vecinos orientales, pero disfrutan de los resorts dominicanos.
El caso de la prohibición de importación de los pollos y el más reciente de la suspensión de los vuelos de aviones dominicanos a la capital haitiana se enmarca en una estrategia de atropellos sutiles, pero otros no tanto que salieron a relucir en la ocasión que el presidente Fernández estuvo en la capital haitiana a principios del siglo XXI donde el encuentro en el palacio presidencial del vecino país fue muy tenso, escasa camaradería y con desaires de hasta ignorar a la comitiva dominicana.
Desde que los dominicanos humillaron a los poderosos ejércitos haitianos en las campañas de 1844, en la de 1849 y la última de 1855, ellos conservan un sentimiento de antagonismo contenido, que su clase política y oligárquica que también desprecia a muchos de sus paisanos, estos sufrieron en carne propia cuando miles de ellos fueron masacrados por órdenes de Trujillo en 1937. Pero ellos olvidan de cómo se apropiaron de casi 6 mil kilómetros cuadrados de territorio dominicano, lo cual les fue reconocido con aquel tratado de límites fronterizos de 1929.
La clase gobernante dominicana no puede seguir rehuyendo estrechar las relaciones con Haití. No es dándole las espaldas, sino debemos asumir un mayor protagonismo para el desarrollo de la franja fronteriza con una política seria hasta para el uso compartido de las aguas del río Artibonito, vedadas para los dominicanos.
Derribar las barreras de sospecha mutua entre ambos países, es una prioridad para lo cual la diplomacia dominicana debe ser más competente y emprendedora, cosa que los haitianos con la suya nos superan, saben atrapar a los dominicanos y presentarnos en el mundo como los malos de la película y ellos como los sufridos y agredidos por los imperialistas dominicanos. Ignoran cómo miles de haitianos encuentran en el país su educación, salud y sustento en las más diversas tareas tanto en la agricultura, construcciones, chiripeo y hasta mendigando en las esquinas de la capital y Santiago.
http://67.199.16.148/opiniones/2009/5/6/276614/La-espada-de-Damocles-haitiana
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