El solo hecho de mencionar en cualquier rincón del país el nombre de Juan Pablo Duarte el más ilustre de los próceres que jamás hayamos tenido en toda nuestra historia, es como decir sencillamente Republica Dominicana, todo un orgullo nacional, y que bueno que eso haya sido así siempre para todas las generaciones dominicanas del pasado y para la gran mayoría de dominicanos y dominicanas hoy presentes, que siempre hemos llevados y llevaremos en nuestras mentes y en nuestros corazones para poder traspasarlas a las actuales y futuras generaciones el reconocimiento invaluable del valor y el honor de la dominicanidad exhibida siempre por nuestros próceres libertadores. Sin embargo, desde los tiempos del General Pedro Santana hasta la fecha de hoy, algunos que otros que dicen llamarse dominicanos ya sea por el Jus sanguini o por el Jus solis y que siempre han estado al servicio de potencias y grupos extranjeros para denunciar por medio de la manipulación del chantaje y la complicidad con grupos anti dominicano y responsables de la desgracia del pueblo Haitiano, de que en nuestro país se maltratan a los mas de un millón de beneficiados inmigrante haitianos que se pasean orondamente por todas las calles de Quisqueya y viven de manera libre y desprovistos de toda documentación legal en todo el territorio nacional.
A parte de ser, los dueños de la mayor plaza de trabajo en el sector de la construcción, agrícola, de venta de tarjetas de crédito, de helados, de frutas y en donde además también trabajan y dan servicio en el área de trasporte y domestico. Desplazando a una buena parte de los trabajadores dominicanos amen de los recursos que consumen en el sector salud. Lo penoso de todo, no es esto, sino que algunos farsantes dominicanos desprovistos del sentir que encierra el valor de nuestra nacionalidad quienes juntos a Amnistía Internacional sean los que hoy nos quieran condenar y decir que en nuestro país existe un clima de racismo y de xenofobia contra los haitianos además de indicar que las autoridades dominicanas deben asegurarse de que ningún ciudadano haitiano sea expulsado o deportado de forma injustificada. Por lo que todos nos preguntamos, ¿Por qué el gobierno no le responde a Amnistía Internacional? Y ¿Cuál es el chantaje y la complicidad de los Pro haitianos en el país? La repuesta para acabar con el chantaje y la complicidad esta en las manos de nuestros posibles patriotas legisladores, con el tema de la nacionalidad.
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