Cotuí, Fantino y Maimón han dado un ejemplo al país al promover un plebiscito para aprobar sus planes de desarrollo hasta el 2013.
Apoyándose en una ley, la 176-07, montaron por primera vez una consulta popular para validar los proyectos de medio ambiente, ordenamiento territorial, infraestructuras y otras prioridades para esos municipios.
Si bien el número de votantes apenas representó el 13.5 de los electores inscritos, la relevancia del acto está marcada por su propia naturaleza -plebiscito-, una modalidad de consulta popular que fortalece las democracias.
Esta experiencia debería repetirse en todo el ámbito nacional. De esa manera iremos trillando los caminos de la discusión y validación pública y universal de las políticas que se ofrecen al ciudadano, especialmente cuando implican aspectos cruciales que comprometan la suerte del pueblo y la integridad del país como nación.
Los electores de Cotuí, Fantino y Maimón hicieron, en su pequeña escala, el mismo ejercicio de democracia que otros pueblos suelen practicar de cuando en cuando al contar, en sus constituciones, con la figura del plebiscito o del referéndum con fines específicos.
La sociedad debe aspirar a que estos mecanismos de consulta se constitucionalicen en el presente período de reuniones de la Asamblea Revisora, como una forma de ir marchando hacia la modernización y robustecimiento del sistema democrático.
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