lunes, 16 de noviembre de 2009

Haití y los ‘extremistas’

Ahora sucede que los que levantamos voz por la invasión pacífica de los haitianos que amenaza con desnaturalizar la esencia del pueblo dominicano con costumbres, lengua, religión, idiosincrasia y cultura distintas, somos ‘extremistas’ a los que hay que ‘controlar’ según el senador haitiano Youry Latortue.

Hay puntos en que estamos de acuerdo: que donde haya dos o más países con niveles de desarrollo distintos, los habitantes del país más desventurado migran hacia vecino en busca de mejores niveles de vida; que los derechos humanos deben ser respetados porque son inherentes y esenciales a la naturaleza “humana” y, por tanto, tienen un rango que no puede ser coactado por lo jurídico o lo político; que no se pueden inducir masacres o genocidios como ‘El Corte’ de Trujillo en 1937 (4 mil haitianos asesinados, según Bernardo Vega); y que, sin importar lo que diga la oligarquía haitiana y los racistas “ano rojo” (que viven de la explotación y la miseria del pueblo haitiano), el país que más ayuda con la más alta carga social a Haití, es República Dominicana, y por ello y sin reparar en el costo político, no puede elaborar una política de migración obviando esta última premisa, como tampoco renunciar a su sagrado derecho de soberanía; vale decir, el derecho a decidir quién o no se queda en nuestro territorio.

Las presiones, las extorsiones (sean de las ONG financiadas desde Norteamérica o Europa, sean ejercidas directamente por Canadá, Francia, Gran Bretaña, Bélgica o EEUU, etc.; o sean de agitadores profesionales, medios de comunicación o el propio gobierno haitiano), son inaceptables y la irresolución de las políticas de los gobiernos criollos, es la responsable de que nuestro país sufra la erosión, la insolencia de esos discursos y la existencia de mafias de carbón, narcóticos, robos, que explotan el mercado binacional, de tráfico de inmigrantes y armas, trata de blancas y otras que incluyen hasta el sicariato.

Derechos inalienables
Ni Clinton, ni Carter, ningún Kennedy, ni Obama, pueden v trazarnos política en ese sentido porque EEUU expulsa un millón de extranjeros al año que violan sus leyes o que ingresan a su territorio sin el permiso correspondiente. Ya lo hemos reiterado: la única Constitución del mundo que tiene el concepto “tránsito” es la nuestra: El artículo 11 debe decir: “Es dominicano todo hijo de dominicano sin importar dónde nazca al menos que renuncie voluntariamente a la nacionalidad”. ¡Más nada!

¿Y cómo podemos aceptar que un senador haitiano ‘elegido’ con el 5% de los votos, venga a pedirles a nuestro gobierno y a sus sargentos políticos del patio que declaren ‘extremistas’ a los defensores de los intereses inalienables consagrados por los fundadores de nuestra nacionalidad? ¿Qué dominicano opinó cuando Haití despidió a dos primeros ministros en año y medio?

www.aristofanesurbaez.com

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