lunes, 16 de noviembre de 2009

Juan Bosch después de 1973

1:08 PM -



 
En 1973, la decisión del antiguo Líder y fundador del PRD, profesor Juan Bosch, de abandonar sus filas y fundar una nueva organización política, produjo de inmediato un torbellino de opiniones y sentencias políticas; hubieron teóricos que lo mataron, lo sepultaron y le hicieron un novenario político; otros más conservadores condicionaron sus sentencias, y los menos apasionados decidieron esperar las respuestas que llegarían con el correr de los días.

Los líderes políticos tienen la magia de despertar pasiones encontradas, cariño, entusiasmo y alta estima de miles y hasta millones de personas que nunca le han visto de cerca, y rechazo y odio de millares de seres humanos que por igual no tienen ninguna razón personal para odiarlos; Don Juan como tal, despertaba ambas pasiones, y el rechazo y el odio eran alimentados por sus enemigos externos e internos a fuerza de mentiras, chismes y rumores.

Le recordamos allá después de 1973, en sus primeras escaramuzas por su causa fuera del PRD, cuando reporteros le cuestionaban sobre un artículo del doctor Juan Isidro Jiménez Grullón, titulado “Juan Bosch al desnudo”, y Él irónico, caminando sin detenerse solo dijo, “él siempre me desnuda y el pueblo me viste”. Al doctor Jiménez Grullón y al profesor Juan Bosch, les rodeó una sórdida enemistad que llevó al primero a cometer el desafuero histórico de apoyar el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963; aunque pidió un perdón público por este error, solo la profundidad de sus aportes intelectuales lo mantienen en los recuerdos de las crónicas.

Al otro Juan, el pueblo dominicano lo ha vestido con una túnica histórica, es su emblema moral. Por más que sus enemigos más jóvenes, herederos históricos de las inquinas, hurgan en su pasado, solo encuentran vestigios de reciedumbre y dignidad insobornables. La práctica del enanismo intelectual, los pone en ridículo con las pequeñeces que el calor de sus odios los lleva a desenterrar.

Su lucha fue dura, titánica, fundar un partido nuevo a su edad, darle una estructura organizativa no tradicional, y mas que nada educar y disciplinar miles de cuadros políticos, no fue tarea fácil; solo la entereza y un espíritu de entrega como el Don Juan podían lograr la hazaña. El pueblo dominicano hoy cosecha los frutos de su esfuerzo. La perfección le pertenece a Dios; pero dentro de lo imperfecto de los seres humanos pobladores de esta media isla, tenemos una amplia democracia, donde no se reportan las represiones de ayer; donde los derechos humanos se respetan tanto que los delincuentes se creen protagonistas de la sociedad; donde el estado tiende la mano amiga a los desposeídos; y donde en los cuatro puntos cardinales del país se ven obras de infraestructura impulsadas por el estado para favor de la población. Talvez, en una de sus geniales salidas Don Juan diría, “separemos la paja del trigo”, pero lo que hemos mencionado definitivamente es parte de su obra.

Quizás, en la nobleza del alma de Juan Bosch, no hubo una sonrisa en un momento de solaz, al mirar atrás y contemplar a sus adversarios atrapados, rezagados y vencidos por las ruedas implacables de la historia y la dialéctica. Imaginamos que si alguna vez sonrió, lo hizo al recordar al gran Simón Bolívar, murmurando ante un iluso enemigo desafiante o ya vencido, su razonado soliloquio de que “quienes desayunan con su soberbia suelen almorzar con su vergüenza”.

Autor: Maximo Sánchez

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