jueves, 6 de agosto de 2009

El genocidio de Darfur

Por Miguel Reyes Sánchez
6 de Ago 2009 12:00 AM

Sudán, la mayor nación de África, se independizó de Gran Bretaña en 1956. A partir de ese momento ese país se ha visto inmerso en interminables guerras civiles, a causa de la enorme desproporción existente entre el desarrollo del norte, -árabe e islamista-, y las comunidades negras del sur, -cristianas y animistas-.

Darfur es una región muy afectada por la desertificación desde la segunda mitad del siglo XX, y desde el 2003 se ha mantenido una cruenta guerra entre los Yanyauid, un grupo de milicianos de las tribus de los Abbala y los pueblos no Baggara, que hasta el momento lleva un saldo de más de 750,000 muertos, y más de dos millones de personas desplazadas.

El conflicto de Darfur ha tenido su motivación no sólo por un contencioso religioso entre musulmanes y cristianos, sino también por la lucha por el control de los recursos naturales, en especial el agua dulce, ya que la desertificación en la zona se ha incrementado, debido al considerable aumento demográfico y a las condiciones climáticas adversas.

En medio de la más grande sequía y consiguiente hambruna de su historia (1985-1988) se produjeron varios enfrentamientos entre las poblaciones negra y árabe, en la que se calcula que perecieron más de 6,000 personas de la etnia Fur y unos 500 árabes.

Como hemos visto, Sudán es una nación sometida a una crisis humanitaria de dimensiones incalculables, con una indiferencia estrepitosa de la comunidad internacional, ya que hay alrededor de 4,5 millones de sudaneses sin hogar, viviendo en la extrema pobreza, de los cuales casi dos millones y medio son refugiados o desplazados.

A pesar del despliegue, a partir del 1 de agosto de 2007, de 26.000 efectivos de la ONU en la región para iniciar el proceso de pacificación de la zona y proteger a los civiles desplazados, estamos en presencia de una situación inminente de genocidio, al que los pueblos del mundo deben prestar toda su atención.

Evitar que sigan las masacres es una tarea perentoria, que requiere el direccionamiento de cuantiosos recursos, estrategias de solución del conflicto y un programa efectivo de ayuda alimentaria.

La tragedia de Darfur constituye uno de los episodios más horrendos de la historia de la humanidad, comparable sólo con el genocidio de Ruanda y con la limpieza étnica utilizada en las guerras de Yugoslavia. Una verdadera vergüenza para el mundo en pleno siglo XXI.
Miguel Reyes Sánchez es abogado

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