Escrito por: Príamo H. Medina P. (priamohmp@hotmail.com)

El doctor Marino Vinicio Castillo, asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas, acaba de solicitarles a los miembros gabinete que pongan a disposición del Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, sus respectivos cargos, a fin de que pueda introducir cambios, sin grandes traumas.

La petición no es casual, y emana de un aliado y estrechísimo colaborador del Jefe del Estado. El doctor Vincho Castillo es un político experimentado y, además de inteligencia, se le atribuye un gran olfato político.

Hay que descartar de antemano la mala fe y presumir que la iniciativa busca tenderle la mano al doctor Leonel Fernández, en una coyuntura difícil, en momentos en que el gobierno está sometido a una andanada de críticas.

Los miembros del gabinete consultadas han reaccionado molestos. Hablarles de renuncia a funcionarios que se han familiarizado con sus puestos, en un país en el cual no existe la cultura de la renuncia, es como si se tratara de un insulto y una desconsideración.

El doctor Leonel Fernández ha hecho muy pocos cambios entre sus colaboradores. El hecho de haber triunfado en tres procesos electorales y haber navegado con muy pocos contratiempos, prácticamente con el mismo gabinete, le da la razón, y en cierta medida justifica su actitud.

Pero los tiempos cambian, y el doctor Leonel Fernández, como estudioso de la historia, así debe comprenderlo. Lo que es bueno hoy, mañana puede ser malo y viceversa. El doctor Joaquín Balaguer, el más ducho de los políticos dominicanos, sofocó muchas crisis y logró oxigenar su gobierno, haciendo cambios de caras periódicos en sus administraciones. Quienes conocen la psicología de los dominicanos, saben que los cambios generalmente son bien recibidos por la población.

En el PLD debe haber muchos dirigentes esperando que se les ofrezca una oportunidad. Los aliados del PLD y del gobierno están en la misma situación.

En definitiva, el doctor Leonel Fernández, tiene la última palabra, El Artículo 55 de la Constitución pone en sus manos la suerte del gabinete, y de toda la administración pública. Desde luego, los cambios de funcionarios deben afectar a los que incumplen sus deberes y deslustran la imagen de gobierno.

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/8/8/23304/Percepcion-de-Vincho