Por PEDRO MANUEL CASALS HIJO
Uno de los rasgos más característicos en las
personas que sufren de trastornos de la personalidad, mayormente
conocidos como complejos, es la ingratitud. Según el padre de la
psiquiatría moderna, el alemán Emil Kraepelin, los ingratos tienden a
ser personas firmemente convencidas de merecer todo y que todos sus
infortunios y desgracias son causados por los demás. Otro rasgo
importante de la ingratitud derivada de un trastorno de la personalidad,
es la soberbia con que se muestra. De manera intransigente y
desbordada, sin recelo ni medida, arrogantemente ingratos por
ignorancia.
Principalmente
en personas que en algún tiempo alcanzaron cierto nivel social y
económico es que mas se verifica la tesis del Dr. Kraepelin, ya que les
crea un dilema personal otorgar merito y mostrar agradecimiento a
quienes - que anteriormente se encontraban por debajo de su nivel - les
ayudan. Esto lo traigo a colación a raíz de las verdaderamente
infamantes declaraciones del embajador haitiano, Fritz Cineas. Cuando en
un arranque de prepotencia y mostrando su mas intima convicción, sin
observar su función diplomática que le obliga a ser locuaz y reservado,
se disparo afirmando que los productos dominicanos exportados a Haití
son desechos que no logramos vender a otros mercados.
Es
tanta la indignación que estas declaraciones me han causado que
prefiero no ahondar en el tema de la calidad de nuestros productos
respecto al mercado haitiano por temor a perder el equilibrio racional
que tanto necesita todo escritor. Por lo que solo nos referiremos al
contexto institucional y político en que el embajador Cineas se ha
desbandado con estas palabras.
Es
penoso que nuestro Ministerio de Industria y Comercio, a través del
Ministerio de Relaciones Exteriores, no haya emplazado de inmediato al
gobierno haitiano por estas declaraciones. No solo el daño internacional
a nuestros productos, sino a nuestras políticas de comercio
internacional pues si estamos enviando desechos a otro país, significa
que no tenemos control de calidad ni ningún tipo de seguridad sanitaria.
No es la primera vez que
el gobierno haitiano desprecia nuestros productos y nuestras políticas,
pues solo cabe recordar que todavía al sol de hoy no esta permitida la
entrada de huevos dominicanos al territorio haitiano, a pesar de tener
ya 2 años certificados por la OMS de que no existe gripe aviar en el
país. Que vergüenza que el gobierno haitiano si sea efectivo y cuidadoso
de sus nacionales prohibiendo la entrada de productos que puedan
infectar a su pueblo, lastima que nuestro gobierno no haya hecho lo
mismo con el cólera. Cuando todos los expertos internacionales
decretaron la necesidad de cerrar la frontera a fin de evitar el ingreso
del cólera a nuestro país.
Pero
era mayor el deseo de agradar, o mas bien de “no herir” los
sentimientos del gobierno haitiano y ante la comunidad internacional,
que proteger al pueblo dominicano del cólera, que ya se ha determinado
que si se llevan todas las medidas de lugar tal vez en 20 años se
elimine de nuestro territorio.
Esta
nueva ofensa debe ser respondida institucionalmente con la mayor
rigurosidad y firmeza. ¡Basta ya de hipocresía y sumisión! ¿hasta que
punto puede abusarse de la solidaridad de un pueblo? Se lo pregunto a
los pocos hombres y mujeres que todavía se sientan dominicanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario