domingo, 11 de abril de 2010

El chisme patológico del PRD

Silvio Herasme Peña - 4/11/2010

Es triste ver como los malos hábitos, por no decir decir mañas, se repiten innecesariamente en el seno de los cuadros más destacados del Partido Revolucionario Dominicano, partido que ha jugado un papel crucial en la consolidación de la democracia dominicana en el 1963, en la revolución de abril y en el 1978.

Es lógico ver que en sociedades atrasadas como la nuestra, en donde lo personal siempre se antepone a lo colectivo, surjan discrepancias que reflejan la posición y los intereses personales de los que dirigen políticamente tal o cual partido.

Y no es que solo en el PRD surgen contradicciones personales entre distintos personajes de la dirección pues hemos visto batallas campales en otros partidos, pero en ninguno ocurren con tanta persistencia como en el PRD. Tanto, que parece un problema patológico, si nos remontáramos a lo de Juan Bosch y Juan Isidro Jimenes Grullón allá por los años ’40.

Que surgieran las llamadas tendencias políticas aún antes de las elecciones del 1978, se explica, al menos en ese momento el fenómeno produjo una interacción positiva para el triunfo electoral de ese año que marcó un proceso amplio de respeto de las libertades públicas y la decencia en el país.

Debemos recordar que afortunadamente no tuvo éxito el intento de un sector interno ñdespués de la convención- de desconocer el triunfo de don Antonio Guzmán que había ganado en buena lid en la convención del 1977, celebrada en local de la Asociación de Detallistas de Provisiones en el barrio de Villa Consuelo.

Pero después de ganar los comicios en el 1978 se produjeron desagradables episodios que “enrroñaron” las relaciones entre Salvador Jorge Blanco, don Antonio Guzmán, Jacobo Majluta y hasta el doctor José Francisco Peña Gómez a quien se le quiso ver siempre como el “encantador de serpientes” que lograba conciliar los distintos intereses de los “jefes políticos”.

Una reflexión elemental sobre el suicidio de don Antonio, faltando 41 días para terminar su mandato de gobierno, ilustra más que nada el punto a que había llegado la controversia entre el mandatario que salía y el que entraba.

Al ganar Jorge Blanco la candidatura presidencial las aguas se amansaron y éste pudo realizar un gobierno apegado a las normas democráticas, pero intensamente cuestionado por la prepotencia y la tendencia corrupta de algunos funcionarios que subieron al poder con el supuesto de “manos limpias”.

Lo que ocurrió a partir de que Jacobo Majluta, entonces presidente del Senado, se negara a ratificar el préstamo para la construcción de la presa de Madrigal, evidencia las vicisitudes que ha vivido el partido del “Jacho Prendío” a partir de esa división obsesiva entre Peña Gómez y Jacobo atizada desde el mismo centro del poder en el Palacio Nacional, hablo del período anterior a las elecciones de 1986.

Muchos no advierten que esa infausta experiencia de Peña Gómez y Jacobo probablemente haya evitado una crisis mortal dentro del Partido de la Liberación Dominicana a raíz de la decisión del presidente Fernández de buscar la reelección en el 2008 y vencer lo que parecía una nominación sin discusión de Danilo Medina.

Pero Danilo no dividió al PLD, pese a toda su frustración él se mantuvo dentro de su partido y evitó una hecatombe que habría repercutido negativamente en los resultados de las elecciones del 2008. Y es lógico pensar que Medina reflexionó sobre lo que le costó al PRD esa pugna diabólica entre Peña y Jacobo. Hizo bien y ahora podemos ver que es de sabios “aprender de los errores ajenos”.

Los que no parecen aprender en su propia cabeza, ni sus frustraciones, y de lo que ha diezmado las posibilidades de ese partido en los últimos años, son los iracundos dirigentes que ha tenido el PRD desde que Peña Gómez y Jacobo fallecieron.

Ahora los actores no son ni don Antonio y Salvador, ni Jacobo y Peña Gómez. Los contendores actuales, Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, parecen estar dispuestos a ripiar al buey blanco antes que permitir que lo aproveche su adversario interno. Buey muerto no le sirve a nadie.

Hipólito se hizo del control del PRD para ganar sin discusión las elecciones del 2000, pero entonces no se conforma con cuatro años, sino que desea 8, y eso desquicia al PRD lo que resultó en la indeseable expulsión o renuncia, del licenciado Hatuey D`Camps Jiménez y la natural derrota de ese partido en las elecciones del 2004 del 2006 y 2008. Aunque hubo otros factores, como la crisis bancaria y su secuela, la crisis de la tasa de cambio.

Se supondría que una somera y elemental reflexión de los perredeístas sobre el terrible daño que le produce la división interna, los llevaría a negociar la conveniencia de respetar a la dirigencia de la organización y ésta a los demás dirigentes de la misma.

Pero no, el asunto ha llegado a tal punto que el propio presidente de la organización ha denunciado que sectores dentro del mismo partido están saboteando los propósitos electorales del PRD, lo que lógicamene enciende la pradera de la disensión en momentos en que deberían entenderse para presentar una imagen unitaria ante electorado.

Si el PRD mantiene y extiende en los días y las semanas, ese rito de “autoflagelación” no le debería sorprender la cosecha pírrica que recogerá el 16 de mayo.

Nada bueno surge de una casa dividida...Nada bueno.

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=137953

No hay comentarios: