Orlando Gill
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¿Chiquitos?
No hay dudas de que el PLD cogió piedra, pero contrario a lo que dice el refrán, no fue contra los más chiquitos. El PRD no es chiquito, nunca lo ha sido, y a pesar de los perredeístas falta mucho para que pueda serlo. Tiene su nicho, y aunque los cementerios ya no son muy seguros, como no está muerto, no hay manera de que se lo roben con todo y caja. Sus problemas –insisto– son de gerencia, de criterio, y hasta de estilo. Ahora que el desempeño de sus finanzas fue entregado a la Junta Central Electoral y puede analizarse, muchos resultados encuentran explicación. La excusa de los recursos del Estado no convence desde el momento que se conocen los montos que el partido y sus candidatos tuvieron a su disposición. Cuatrocientos cincuenta millones de pesos no pueden ser vistos como paja de coco. Del gobierno no se diga, pues el poder sabe cómo hacer que su asignación rinda.
Además, a una administración que construye, la generosidad de los contratistas no se hace rogar. Hay puertas que no hay que tocarlas: se abren solas, o nunca se han cerrado…
Los pagos
Los adversarios internos de Miguel Vargas han rastreado las cuentas y los pagos y aseguran que sus hallazgos son penosos, pero no sólo por los montos, sino por la poca racionalidad en el gasto. Por ejemplo, se preguntan cómo el PRD contrató los servicios profesionales del abogado de una de las empresas del presidente del partido y le pagara de acuerdo a su categoría, cuando esas tareas podían hacerlas de gratis compañeros de las bases que ejercen con éxito en los tribunales. Cuando el PRD era la esperanza nacional y el dinero era escaso, así era como se procedía. Incluso, se busca y se busca con ánimo de continuar peleas anteriores en otros escenarios. Por ejemplo, Braulio Alcántara.
Fue denunciado por Guido Gómez Mazara y Francisco Antonio -Toni- Peña Guaba como parte de una conspiración que empezaba en la Junta Central Electoral, de la que era empleado, y terminaba en el centro de cómputos del partido, la unidad clave en la convención ordinaria. Aparece como beneficiario de un cheque por “llenar y tramitar formularios”…
La manera
Lo anterior era hueso, la masa se destaca con perversidad. Por ejemplo, si la norma era que los cheques salieran a nombre de las empresas que habían dado el servicio ¿por qué en el número 531 del mes de enero figuran José L. Cabrera y/o Víctor Gómez Casanova si era para pago de publicidad de radio y televisión en la serie de béisbol? Entre compañeros no debiera existir tanta suspicacia, pero se trata de un millón de pesos cuando todavía los candidatos no estaban decididos. Asimismo se critica la desigualdad en la distribución de los fondos, pues no tocó igual suma a los aspirantes a una misma posición.
Henry Sarraf, que se postulaba para repetir como diputado (de un municipio), recibió más que Dagoberto Rodríguez, que buscaba la senaduría por la provincia. Incluso, tampoco hubo una apropiación estratégica.
A Tonty Rutinel, aspirante a alcalde de Santo Domingo Oeste, cuyo triunfo hubiera significado muchos empleos para perredeístas, le entregaron cuatro millones de pesos, y a Jesús -Chú- Vásquez, senador, ocho millones…
El criterio
La explicación es que los fondos fueron repartidos con criterio de grupo y no de acuerdo a las posibilidades o a los rendimientos del voto o la posición en disputa. Rutinel era de Él mismo, como siempre, pero Vásquez era identificado con el MVP. Igual ocurrió en otros municipios del Santo Domingo. Ni Isidro Torres ni Domingo Batista manejaron los recursos de manera institucional, según el chisme, porque no respondían a Miguel Vargas. Carlos Gabriel García, que sí, administró la suma de nueve millones. La lealtad de grupo primero, que el partido viene después…
http://www2.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/8/6/153653/Los-problemas-del-PRD-son-de-gerencia-de-criterios-y-estilo
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