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El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tiene el “beneficio de la duda” frente a temores de sectores sociales de que esa agrupación política sería un peligro para la democracia con la inusual mayoría congresual ganada en los recientes comicios. Hay ejemplos concretos de que esa organización ha sido prudente en el uso del poder en coyunturas fundamentales para el país.
Una actitud responsable en ese sentido la asumió el presidente Leonel Fernández, figura principal del PLD, cuando dirigió la primera sesión del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) para integrar la Suprema Corte de Justicia (SCJ).
Ese proceso, que la televisión transmitió en vivo por orden del mandatario, el jefe de Estado rechazó interrumpirlo en un momento de “tranque” como sugirió el entonces presidente del Senado Amable Aristy Castro , para no crear dudas en la población sobre la transparencia del mismo.
Otra muestra de comedimiento del PLD, con su mayoría en el Senado, fue el nombramiento por consenso de los actuales miembros de la Junta Central Electoral (JCE).
Además, la designación de los anteriores y actuales miembros de la Cámara de Cuentas, por parte del Senado controlado por los peledeístas.
Aunque algunos dicen que “las comparaciones son odiosas”, consideramos necesario recordar el accionar del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD) cuando ha tenido cuotas de poder para cambiar el orden institucional de la nación dominicana.
Correspondió a los perredeístas la reforma constitucional para reponer la reelección presidencial y permitir la repostulación del entonces presidente Hipólito Mejía.
Conformaron los senadores del partido blanco, con su mayoría aplastante, la anterior JCE sin el consenso con otras fuerzas políticas.
En la segunda sesión del CNM, el PRD con aliados coyunturales del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), nombró en la SCJ activos militantes de grupos políticos, sin transmisión televisiva en vivo.
El PLD, con 31 de los 32 integrantes del Senado a partir del 16 de agosto de este año, tendrá el poder de nombrar los miembros de la Cámara de Cuentas y de la JCE, el Defensor del Pueblo y determinar otras cuestiones importantes.
El escepticismo de sectores sociales sin intereses partidarios con el futuro incremento del poder peledeísta puede comprenderse por precedentes del accional incorrecto de grupos políticos en momentos relevantes de la historia reciente de República Dominicana.
Con luces y sombras en el ejercicio del poder, el PLD y su presidente y jefe de Estado, están distantes de representar un peligro para los valores fundamentales de la convivencia civilizada con estos y otros ejemplos de respeto a las reglas del juego democrático.
http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/60637/2010-05-24.html
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