Lic. Vinicio A. Castillo Semán
El aplastante triunfo electoral del PLD y aliados, tal y como pronosticamos hace dos lunes, se produjo. El comportamiento del electorado dominicano fue, como habíamos dicho, predecible tomando como base las votaciones de las elecciones presidenciales del año 2008. Puntos más, puntos menos, el pueblo dominicano se manifestó sin mayores variaciones dentro de los mismos parámetros en que se ha expresado en elecciones precedentes.
Los aliados, llamados peyorativamente “partidos minoritarios” por algunos analistas, resultaron ser nuevamente la clave del éxito electoral. Catorce senadurías y el 50% de las sindicaturas ganadas por el PLD fueron obtenidas por el apoyo de los aliados, encabezados por el vituperado Partido Reformista Social Cristiano y el Bloque Progresista, del cual formamos parte con la Fuerza Nacional Progresista.
Lo ocurrido no debe sorprender a nadie, porque fue esa misma política de alianza exitosa la que ha permitido al partido morado ir al poder en 1996-2000, 2004-2008 y 2008-2012. Fue solo cuando esa política de alianza amplia fue desechada por el sectarismo y el popularmente conocido “comesolismo” en 1998, 2000 y 2002, cuando el PLD fue sacado del poder y derrotado en elecciones congresionales y presidenciales.
El aprendizaje que deja esta última contienda electoral es muy bueno para ciertos sectores del PLD, que quisieron de forma egoísta hacer una campaña publicitaria sin resaltar a sus aliados y el gran arcoiris partidario conformado por el Presidente Leonel Fernández Reyna.
Fueron esos mismos sectores de la dirección peledeísta que en una actitud mezquina, bajaron línea el día antes de las elecciones a la militancia morada, para que no votaran por los dos ejemplares diputados de la Fuerza Nacional Progresista en el Distrito Nacional y Santiago. Los mismos que no concebían la idea de que Pelegrín saliera el más votado de nuestra coalición, como lo había hecho 4 años antes, y los que llegaron a celebrar en vano, con sorna ponzoñosa, el falso rumor de que el diputado más trabajador y digno que ha tenido el país en los últimos años, había quedado fuera de los electos por el pueblo.
Al pasar balance de lo ocurrido, es justo atribuir el mérito de la victoria obtenida a la visión clara de Leonel Fernández como estratega fundamental de esta gran alianza. Es oportuno señalar que el presidente Fernández tuvo que emplearse muy a fondo en el Comité Político de su partido para prácticamente imponer la alianza con el Partido Reformista Social Cristiano que, según el último conteo de los votos, sacó 7%. Esa posición clara del Presidente sólo fue secundada por dos de los principales precandidatos presidenciales del PLD, José Tomás Pérez y Francisco Javier García. Hoy, después de las elecciones, se comprueba lo acertado que fue políticamente no desechar la alianza con los reformistas, por la candidatura a la sindicatura de Santiago.
La reflexión sobre la política de alianza no es solo oportuna por lo que acaba de pasar, sino por lo que en el futuro inmediato, en el 2012, está en juego, al estar pautadas unas elecciones presidenciales, en las cuales hay que obtener más del 50% de los votos emitidos para llegar al Palacio Nacional.
El objetivo político clave del PLD si quiere retener el poder en el año 2012, en el caso en que el presidente Leonel Fernández no quiera repostularse o no pueda hacerlo por la oposición en el Congreso del PRD y los seguidores de Danilo Medina, es plantearse cuál precandidato puede mantener unida a su alrededor la exitosa coalición de fuerzas que le ha permitido todas estas victorias consecutivas al PLD.
En ese contexto se ha planteado la posibilidad de implementar dentro de la coalición del Bloque Progresista la llamada “fórmula chilena”, que permitiría la elección de varios candidatos, con el compromiso de acudir unidos, bajo la premisa de que el que cuente con mayor aceptación en el pueblo, recibirá el apoyo de todos los demás.
Que nadie dude en este país que si el PLD, sin Leonel como candidato, escoge un sustituto que no tenga la posibilidad de mantener unida e intacta la alianza con el PRSC y el Bloque Progresista, le resultaría muy cuesta arriba retener el poder en el año 2012 frente a quien creo será el candidato del PRD, el Ing. Miguel Vargas Maldonado, que lograra un 41% en el 2008 frente a Leonel Fernández y llevara a su partido el pasado día 16 a 43% de los votos emitidos.
El mantenimiento de la estabilidad macroeconómica y el crecimiento proyectado para los próximos dos años; la disciplina que el presidente Fernández logre imponer sobre su gobierno en lo que resta de este período constitucional, en materia de corrupción; la escogencia de un candidato idóneo (no sectario) en el PLD y la unidad con el PRSC y el Bloque Progresista, son la clave para repetir en el año 2012 los porcentajes obtenidos el pasado día 16.
http://www3.listindiario.net/puntos-de-vista/2010/5/23/143203/Los-aliados-clave-en-el-triunfo-del-PLD
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