lunes, 12 de julio de 2010

Contra el olvido

  
Hoy  se conmemora el 86 aniversario  de la desocupación  y fin de la primera intervención militar de Estados Unidos  en República Dominicana, un episodio singular inexplicablemente condenado al olvido, como si fuera posible borrar de la memoria histórica ocho años de  infamia.

En 1916, el presidente Woodrow Wilson ordenó el desembarco de tropas en la Patria de Duarte con  el pretexto de que aquí  reinaba  una situación de anarquía política y social y de que la nación carecía de capacidad financiera para cumplir  con  el pago de su deuda externa.

El ejército invasor  destituyó los ministros, impuso   censura de prensa, desarmó la población, creó una nueva milicia represiva y prohibió que nativos ocuparan puestos claves  en la administración pública.

Se  admite que durante esos casi dos lustros  el régimen imperial  construyó importantes obras de infraestructuras como carreteras, puentes, escuelas y hospitales, pero  esas edificaciones fueron levantadas con dineros de las aduanas y de empréstitos  concedidos por Estados Unidos con intereses onerosos.
Se recuerda que el ex presidente Francisco Henríquez y Carvajal  emprendió en 1919 una campaña internacional de denuncia contra la represión impuesta por el gobernador y las tropas estadounidenses, en la que se resaltaba la  falta de libertades públicas, los abusos de los tribunales militares y las torturas que se infligían a los opositores al  régimen invasor.

A pesar de que  casi el 90 por ciento de  una población de poco más de 800 mil habitantes era  analfabeta y extremadamente pobre, nunca faltó dignidad ni valor entre el pueblo y su reducida élite política e intelectual para desafiar a los usurpadores de la soberanía nacional.

Entre quienes  se manifestaron o lucharon contra la intervención militar  estadounidense   se destacan Emiliano Tejera, Fabio Fiallo, Enrique Apolinar Henríquez, Max Henríquez Ureña, Américo Lugo, Pelegrín Castillo y Juan Isidro Jimenes, además de los cientos de campesinos despojados de sus tierras que se alzaron contra la ocupación militar en la zona este y los patriotas que  recibieron a tiros al invasor en La Barranquita.

La desocupación militar pudo lograrse por vía de un acuerdo  conocido como Plan Hughes-Peynado  que prolongó la  tutoría directa de Estados Unidos en asuntos nacionales hasta 1945, cuando el Gobierno  dominicano pagó hasta el último centavo de una abultada deuda  bilateral.

Al conmemorarse hoy el 86 aniversario de esa efeméride,  se redobla el compromiso de evitar que  tan relevante episodio quede envuelto en manto del olvido e impedir que se repita  el agravio de una tercera  invasión militar. Porque el 28 de abril de 1965 se produjo la segunda.

http://www.elnacional.com.do/editorial/2010/7/12/54176/Contra-el-olvido

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