jueves, 29 de julio de 2010

Desarrollo humano

Hoy/Wilson Morfe
La frase “desarrollo humano” es expresión relativamente moderna

Escrito por: PEDRO GIL ITURBIDES
Cuando a poco de asumir la Presidencia de la República en julio de 1966, Joaquín Balaguer comenzó a construir viviendas, iniciaba un proceso de desarrollo humano. Al penetrar tierras que habían sido de don Juan Columna y de Héctor B. Trujillo al oeste de la capital y ofrecerlas a quien instalara una industria, daba paso al desarrollo humano. Lo mismo establecía una política de desarrollo humano cuando a principios de 1967 decidió conquistar para la agricultura las secas tierras al este y oeste de Azua. Y así, en muchos otros asuntos.

Por estos días se habla de la necesidad de establecer políticas de desarrollo humano. Lo cierto es que esos dos vocablos no significan nada, absolutamente nada, si un pueblo no los carga de contenido. Cuando de por medio entre esas aspiraciones y las expectativas de bien común marcha un pueblo pobre, corresponde al gobierno darle el contenido. Los gobiernos pueden impulsar el bien común por vía de un instrumento fiscal, cual es el presupuesto. Este instrumento sin embargo, mal usado, puede contribuir a empobrecer a la nación.

La frase “desarrollo humano” es una expresión relativamente moderna. Ha sido prohijada por técnicos de organismos multilaterales que la volvieron una unidad de medida del progreso individual y social. De ahí que contemplemos una publicación anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que enlista el nivel de desarrollo por naciones. Mas, ¿qué es lo que tiene en cuenta para colocar en un lugar determinado a los pueblos y establecer el valor relativo del desarrollo humano?

Los bienes y estados de ánimo mensurables son varios. Por supuesto, se parte del crecimiento de la economía nacional. Por sí mismo este crecimiento es cuestionable si no se acompaña de realizaciones y logros tangibles.

Entre éstos figuran la ocupación, el agua potable y de riego para la agropecuaria, la educación, la salud y programas de control de enfermedades endémicas y epidémicas, la asistencia a la infancia y a los ancianos, entre otros puntos. La valoración de cada aspecto depende tanto de encuestas como de mediciones consideradas por aspectos y resultados.

El desarrollo humano visto desde esta perspectiva es la conjunción de los índices de bienestar y de satisfacción humanas. Para que existan tales índices y puedan ser estimados, se requiere inversión.
El agua potable mana de la atmósfera, pero no es conducida desde las nubes a la grifería de servicio, a las cocinas y los baños. Requiere instalaciones que, en países como el nuestro, resultan del ejercicio de aprovechamiento de lo que el procomún paga como tributo social.

De ahí la necesidad de que tales tributos no sean malgastados. Ejemplo histórico de cómo aprovecharlos, es aquella serie de inversiones de Joaquín Balaguer.

http://hoy.com.do/opiniones/2010/7/28/335751/Desarrollo-humano

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