sábado, 31 de julio de 2010

El turismo sureño que no despega

Hoy/ Wilson Morfe
El turista no llega a la región por la carencia de alojamientos

Escrito por: FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La hermosa promoción que el Centro Cuesta Nacional ha comenzado a desplegar para exponer a los dominicanos las bellezas del Sur profundo en sus provincias de Barahona y Pedernales, provoca a que profundicemos para conocer las causas que mantienen el despegue turístico de la región empantanado.

El esfuerzo, llevado a cabo por tan importante empresa comercial, nos permite darnos cuenta en dónde se concentran los escollos para que el sur se mantenga atesorando sus bellezas, sin que el gran turismo nacional o extranjero, pueda disfrutar plenamente de ellas.

Las atractivas bellezas están ahí, ni siquiera los nativos de la zona, que la atesoran, han podido proporcionarles el apoyo en las obras de infraestructura que se necesitan para complementar las que ya están disponibles. Entre las mismas se destacan el aeropuerto María Montez, la reconstrucción de las carreteras en torno al lago y mejoramiento de algunas calles de los pueblos suroestanos.

Falta mucho por hacer. Eso va más allá del encomiable esfuerzo del grupo CCN con su atractiva promoción de la región, ya que el turista no llega ahí por la carencia de suficientes alojamientos. Incluso, en la zona de Barahona hace algún tiempo cerró el hotel Bahoruco, y el Larimar y Guarocuya subsisten precariamente por la presencia de técnicos de organismos internacionales, turistas y empresarios haitianos y un ocasional flujo de turistas locales.

Las playas del suroeste ofrecen el paisaje más hermoso que ojos humanos puedan disfrutar, pero son un peligro para bañarse en las mismas. Tan solo en las arenas blancas de Bahía de Las Águilas hay un atractivo, que casi permanece vedado por el difícil acceso a la misma. Las autoridades ni siquiera se han ocupado de mejorar ese camino. Para disfrutar el Hoyo de Pelempito, las autoridades  hicieron muy poco para el acceso, ya que la Alcoa hace más de 60 años construyó una supercarretera para el acarreo de la bauxita hasta el muelle de Cabo Rojo; hoy la misma ha perdurado por la calidad de su construcción y la escasez de lluvias de la zona.

Las demás playas del litoral de la costa, desde Barahona hasta Enriquillo, no reúnen condiciones de seguridad para su disfrute pleno, lo cual impide que los promotores turísticos internacionales las promocionen por esas razones. Aparte de que no hay suficientes habitaciones hoteleras. El uso de las playas es muy limitado como en San Rafael, cuyo mayor disfrute son las frías aguas del arroyo. Saladillas, Quemaíto, Bahoruco, Los Patos y otras, confrontan la agresividad del oleaje, que sorprenden a cualquier incauto bañista que se arriesgue sin conocer esas playas.

El Lago Enriquillo, Polo y su agradable clima con sus hermosos pinares, las costas de Barahona y Pedernales, las aguas termales de Canoa y a lo largo del lago los mercados fronterizos binacionales de Jimaní y Pedernales, el cruce de la Sierra de Bahoruco desde Duvergé hasta Pedernales si se reconstruyera la vía existente con parada en el río Mulito, son elementos más que suficientes para asegurar un despegue turístico, siempre y cuando aúnen sus esfuerzos el sector público y el privado, para dotar a la región de lo que hace falta, si existiera una voluntad política de querer hacer las cosas y no pensar que los beneficios deben ser inmediatos y gratificantes.

http://hoy.com.do/opiniones/2010/7/31/336074/El-turismo-sureno-que-no-despega

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