Por Pedro Domínguez Brito
11 de Mar 2009 12:00 AM
No es casualidad la enorme cantidad de presidentes de los cinco continentes que ha visitado a Cuba en los últimos meses.
Es la moda. Y tal vez en los cónclaves internacionales uno le diga a otro: “no le hagan mucho caso a ese presidente, que Fidel no lo ha recibido”. Hay que ver a Fidel antes de que muera.
Ese es el sueño de todo político importante, aunque no lo diga. Leonel Fernández fue uno de los más recientes y ya sabemos los piropos mutuos que se lanzaron.
Los presidentes que han estado con el octogenario líder lo han hecho públicamente, con fotos y todo, como para que quede constancia; y, además, cada uno, al final de la conversación, ha expresado, en términos generales, que Fidel sigue firme, con sus ideas claras y su estado físico en buenas condiciones. El guión no cambia.
Y esos jefes de Estado fueron sin temores, con una libertad admirable, sin esconderse del cuco del imperio, que ahora no puede hacer otra cosa que tolerarlos.
Esto era impensable hace apenas tres o cuatro años, donde pocos presidentes de nuestra América se atrevían a ir a Cuba, y mucho menos a encontrarse con Fidel.
Entonces esto hubiera provocado una reacción inmediata de los Estados Unidos de América, con algo más que una nota diplomática, y de seguro varias de las embajadas y de los consulados de los países cuyos presidentes estuvieran en Cuba, hubiesen sido objeto de protestas de parte del exilio cubano, sin descartar que en sus respectivas patrias algunos trogloditas hasta hubiesen pensado tumbar al Gobierno.
Pero nada ha ocurrido. Al contrario, se alaban a los presidentes que llegan a la mayor de las Antillas, nos simpatizan por su valentía.
¿Por qué? Se están creando las condiciones para que, recordando a Juan Pablo II, Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba. Tanto como estar con Fidel, esta es la razón fundamental de estos encuentros.
Estoy convencido de que muy pronto habrá flexibilización en el embargo norteamericano hacia la isla, con miras a levantarlo totalmente.
Ya Cuba en un futuro cercano podría ser miembro de la Organización de Estados Americanos.
También observaremos transformaciones internas en ese país, con mayor apertura política y económica.
Es más, en este proceso de cambios, apuesto a que hay otros presidentes que, aunque no lo externen, también desean conversar con Fidel, entre ellos, ¡ay!, Mister Barack Obama.
Pedro Domínguez Brito es abogado
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