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El día internacional del agua que se celebra este 22 de marzo llega en momentos en que el mundo vive momentos preocupantes con relación a este recurso natural tan imprescindible para la vida humana. El cambio climático por efecto del calentamiento global y la contaminación del medio ambiente está provocando situaciones inusuales que ponen en peligro la pervivencia normal en el planeta.
Las aguas de los océanos se calientan y se enfrían fuera de los parámetros normales, los polos se deshielan más de la cuenta, el nivel de las aguas oceánica aumenta, la capa de ozono se debilita por la contaminación de los gases invernaderos y esto provoca una mayor exposición de la tierra y de las aguas a los rayos solares, aumenta la frecuencia y la intensidad de los fenómenos atmosféricos y el clima y sus estaciones se dislocan mas cada ano.
Todo esto nos obliga a replantearnos los estilos de vida y a establecer nuevas previsiones en cuanto al tratamiento que hemos venido dando al agua en el planeta, y específicamente en la República Dominicana.
En nuestro país el cambio climático ya se ha manifestado con hechos concretos. Hemos tenido lluvias abundantes en el estiaje, intensos y numerosos fenómenos atmosféricos, algunos fuera de época y niveles pluviométricos sin precedentes.
En los últimos 15 meses, de mediados de diciembre del 2007 cuando nos azoto la tormenta Olga, hasta este febrero del 2009 que nos baño abundantemente de lluvia, hemos tenido niveles pluviométricos rondando los 2000 milímetros en todo el territorio nacional, cantidad muy superior al promedio normal por año.
Esto explica las inundaciones del Cibao, los altos niveles del Lago Enriquillo, de la Laguna de Rincón, del Limón y del Lago Asuey del vecino Haití, así como los derrumbes de Carlos Díaz, las roturas inusuales de la Carretera de Cazabito, la elevación de los niveles freáticos de Villa Vásquez, entre otros perjuicios.
Ahora tenemos que cambiar todo, los manuales de operación de las presas, los hábitos de vida de nuestra gente que habita las montanas y las riveras, invertir más en sistemas de alerta temprana y en medidas de prevención de riesgos, acelerar los pasos en la construcción de obras hidráulicas, sobre todo en presas , reservorios y embalses para tener más agua almacenada y mas aun para regular las crecidas avenidas de nuestros ríos y evitar los daños en la parte baja.
De unos 25 mil millones de metros cúbicos de agua que producen efectivamente nuestras precipitaciones cada ano, apenas podemos almacenar unos 2 mil millones, es decir solo el 7 por ciento, en las 32 presas de que disponemos en el país, lo que explica la dificultad que se presenta en el manejo de estas presas en los momentos de emergencia cuando nos ocurren los fenómenos atmosféricos.
Las aguas que de manera espontanea generan nuestras principales regiones hidrográficas ya están comprometidas en su consumo en una alta proporción, lo que genera una situación de presión hídrica que pende como una seria amenaza de escasez aguda del preciado liquido. Tales son los casos de las regiones del Norte, del Sur y del Yuna, que exhiben una presión hídrica de 97, 88 y 58 por ciento respectivamente.
Esta situación de inseguridad y de presión hídricas nos plantea el desafío ineludible de seguir construyendo presas como la formula más eficaz de tener agua disponible, de combatir las inundaciones, aumentar las tierras irrigables, producir energía limpia y barata, disponer de agua de calidad para los acueductos, expandir el turismo, favorecer a la industria y fomentar la crianza de peces.
En el Plan Hidrológico Nacional que hemos elaborado en el INDRHI, con la apreciada cooperación del gobierno español, tenemos identificadas 26 presas ubicadas por todo el territorio nacional, así como importantes proyectos de eficientizacion del uso del agua de riego agrícola, que de ser ejecutados en un periodo de 10 anos, revertirían ese progresivo proceso de presión hídrica y de disminución de la disponibilidad del recurso agua en nuestro país.
Asimismo se duplicaría la cantidad de tierras irrigables, la producción de energía hidroeléctrica y el agua almacenada.
Este Plan Hidrológico Nacional contempla además el establecimiento del marco institucional y la actualización del marco legal del recurso agua, que data de la década del 60, para crear un organismo rector del sector que garantice el uso racional y eficiente del agua y que al mismo tiempo vele por el mantenimiento, la preservación y la construcción de las fuentes de agua, tales como ríos, presas, canales, acuíferos y reservorios.
En ese sentido se inscribe el proyecto de ley de agua que hemos elaborado para enriquecer el ya existente por más de 15 anos en las cámaras legislativas, el cual esperamos que sea aprobado en el menor tiempo posible como un valioso aporte de nuestros congresistas al desarrollo sostenible de nuestros recursos hídricos.
Propicio sea este día internacional del agua para reflexionar sobre la necesidad de cuidar y apreciar este recurso natural como apreciamos y cuidamos nuestra propia vida, al tiempo que tomamos las previsiones para que el mismo sea sustentable y eterno.
*El autor es Director Ejecutivo del INDRHI
Autor: Por: Ing. Héctor Rodríguez Pimentel
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