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A veces me pregunto: ¿qué es nuestra oposición política? ¿Un conglomerado desorientado? ¿Un potrero?, o quizás, quien sabe, ¿Un estado de irracionalidad estacionada en unas siglas: el PRD? Porque no hay forma de explicar cómo el principal partido de oposición (el PRD), dice por boca de todos sus voceros (¡son muchísimos!) que apoya huelgas, que las alienta, que las patrocina y que invita a su militancia a ir a las calles. Si eso no es subdesarrollo mental político, entonces, que alguien me explique cómo se llama semejante tremendismo.
Esa ruta del PRD en realidad no es nueva, la diferencia es que ahora se renueva con una crisis interna que refleja -con su tremendismo- que es tan grave que necesita apoyar huelgas, atizar fuego y patrocinar disturbios para disipar la incapacidad de una dirección política que se encuentra fraccionada y enfrentada en una lucha sin cuartel entre un supuesto “nuevo PRD” y “un viejo PRD” (lucha de grupos) de cuyos enfrentamientos sale hasta poesía (Tony-Mateo), sin obviar a Milagros, que aunque cada vez más lejos (¡muy lejos!), aun destella algunas ráfagas de luz. Por ello, he dicho, que aunque equivocas, ellas (Yvelisse y Milagros), ejercitan el pensamiento en el desierto de un PRD atrapado, fosilizado y petrificado en el tiempo.
Así, al PRD, al viejo y al nuevo, se les vino todo encima: reforma, cumbre, Asamblea Nacional, la segunda etapa del metro y el anuncio de un 3% de crecimiento de la economía, a pesar de la crisis y del poema aquel: “este país se jodió”. Y ante ese pliego de agenda e imposibilitado de aportar reacciona tirando piedras y llamando al despeñadero.
Por eso no se me ocurre otra figura que la de la “Ruleta Rusa” para poner en perspectiva el juego al que juega el PRD (el viejo y el nuevo) y al que quiere que juguemos todos. ¿Habrá otra aspiración más irresponsable que esa? No lo creo.
Autor: Fco. S. Cruz
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