La reacción frente a la crisis internacional ha sepultado la vieja tesis de que una gripecita en Estados Unidos es una pulmonía para países como República Dominicana. y de no ser por interrogantes como el incremento de la deuda pública en 1,738.5 millones de dólares a diciembre de 2008, el curso de los acontecimientos confirma que el presidente Leonel Fernández tenía razón cuando afirmó que la economía estaba blindada. Si algo pudiera agregarse es que también está bendecida.
Sólo así puede explicarse que frente a la debacle que ha llevado a Estados Unidos y España a adoptar medidas extremas, por citar sólo a los dos principales socios comerciales de República Dominicana, por aquí no se acaban de sentir, como no sea en forma muy ligera, los efectos del tsunami financiero.
Quienes no se explican el comportamiento a la luz de estadísticas verificables hablan de una realidad virtual. Y es cierto que cuesta aceptar que el desempleo y la caída de ingresos deje prácticamente ilesa a la colonia dominicana en el exterior al reducir de manera casi simbólica las remesas a sus familiares.
En su rendición de cuentas el presidente Fernández destacó que pese a los vaticinios pesimistas sectores claves de la economía como el turismo, las remesas y las zonas francas registraron tasas de crecimiento positivas en términos de generación de divisas, aunque menores a sus promedios tradicionales. Se trata de un acontecimiento cuasi milagroso en estos tiempos tan difíciles.
Por el cierre de empresas que se anunciaba a través de la prensa se pensaba que el sector zonas francas estaba en las últimas, pero de acuerdo con los datos del mandatario fue apenas un reducido número de empresas el que cesó sus operaciones, perdiéndose menos de tres mil empleos.
Las condiciones privilegiadas de la economía dominicana descartan guardar siquiera las apariencias en materia de gasto. No importa, por ejemplo, que países como Costa Rica se hayan abocado a la supresión de consulados y embajadas, así como también que Estados Unidos y España decidieran drásticos recortes y ajustes administrativos.
Símbolos de la tecnología, la producción y el mercado han sido sacudidos por la crisis. La General Motors está en una situación muy difícil, en Silicon Valley han eliminado miles de puestos, The New York Times ha tenido que endeudarse para vadear el temporal y cuatro propietarios de 33 diarios estadounidenses, entre los que figuran Los Angeles Times y Chicago Tribune, se han declarado en bancarrota. Sin embargo, una mirada por aquí indica que se está muy lejos de transitar esos caminos. Por muchísimas razones.
Leonel no mintió cuando afirmó que la economía estaba blindada. La mejor prueba es el hecho de que aún no se hayan sentido los efectos de la debacle financiera internacional ni se haya tomado la menor medida para contrarrestarlos. Si algo le faltó fue explicar el dispositivo que la protegía.
Quizás la característica no sea la dependencia, sino la autosuficiencia.
l.casanova@elnacional.com
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http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/3/9/9776/Leonel-y-la-crisis-economica
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