7 Marzo 2009, 8:37 PM

Las mujeres no desean hoy la reiteración de su papel de madres abnegadas, aun cuando lo sean, ni aspiran a que se les recuerde con fiestas y flores, aun cuando la celebración debe ser siempre motivo de alegría.

Tampoco buscan que se les reconozca con diplomas, homenajes y pergaminos por su destacado papel, aun cuando sea de justicia estimular los ejemplos que representan.

El Día Internacional de la Mujer, que se conmemora hoy, se transforma en oleada de festividades, loas y reconocimientos desde las más altas cumbres del poder hasta los actos celebrados con la humildad que caracteriza a las organizaciones barriales y populares, pero ese ser requiere algo más que homenajes. Y palabras emocionadas.

El auge de la violencia intrafamiliar y contra las mujeres, en lo particular, plantea la necesidad de que la sociedad toda se revise a fondo, a los fines de poder afrontar ese terrible flagelo, que se traduce en el asesinato de más de 500 mujeres durante los últimos tres años.

Cifras dadas a conocer por la Procuraduría General de la República, establecen que al menos una tercera parte de todas las mujeres adultas del país han sufrido alguna forma de violencia de género

Más de mil mujeres seriamente heridas en los últimos 36 meses por maridos, ex maridos, novios, concubinos o pretendientes, es un fardo de violencia que debería incrementar los esfuerzos realizados hasta el presente en el plano de la educación y el tratamiento preventivo y judicial de estos casos de violencia.

Tan elevada cifra de homicidios y otros daños físicos y emocionales contra la mujer se ofrecen al final de cada ano, pese a que la sociedad dispone de sólidas estructuras jurídicas, de educación, prevención y persecución de la violencia de género, tanto a nivel oficial como en el ámbito de organizaciones no gubernamentales.

Los feminicidios se incrementan al paso de los días, por lo que, ante tan dramática realidad, es preciso que Gobierno, Congreso, Justicia y sociedad revisen, endurezcan o actualicen sus manuales de prevención y sanción de crímenes y delitos enmarcados en la violencia de género. Es menester poner fin a esa epidemia de sangre y dolor.