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En un artículo titulado “Constitución para el continuismo” (Clave/Digital, 03/04/09) la socióloga Rosario Espinal hace una breve reseña retrospectiva sobre la figura de la reelección, las reformas constitucionales y las justificaciones que ha enarbolado el caudillismo y, quien fuera su más acabada expresión, el Dr. Joaquín Balaguer, para perpetuarse en el poder.
También enfoca la Dra. Espinal, otros elementos que han adornado y matizado los procesos electorales nacionales (1966-96) tales como, fraudes electorales, crisis políticas y modalidades o variantes relacionistas en casi todas las reformas constitucionales que van desde la indefinida, la inmediata y la no consecutiva.
En el referido artículo, la Dra. Espinal, sostiene que “Parece que el presidente Fernández no se atrevió a proponerla (la reelección indefinida) para evitar un gran alboroto en su partido y en distintos sectores de la opinión pública nacional contrarios a la reelección.” Se infiere de este parecer que, en la opinión de la Dra. Rosario, el Presidente Fernández es partidario de la reelección indefinida, intención o voluntad que no aparece contemplada en el proyecto de reforma constitucional enviado por él al Congreso Nacional. De modo que, semejante interpretación, o suposición, no deja de ser un ejercicio especulativo o de lectura del pensamiento (¿será la lectura del pensamiento una nueva herramienta para el análisis científico de los procesos socio-políticos?). Ahora comprendo, el por qué, algunas leedoras de tazas en los barrios, asumen su oficio con tanta rigurosidad.
Por último, la Dra. Rosario Espinal, en su artículo termina abogando porque “…, la pregunta concreta que deben hacerse los legisladores dominicanos sobre el tema de la reelección es la siguiente: ¿son Leonel Fernández e Hipólito Mejía indispensables para el desarrollo de la República Dominicana?”
Esa pregunta tal y como ha sido elaborada y planteada (con nombres y apellidos), es una suerte de comparación solapada sobre dos liderazgos y dos gestiones de gobiernos abismalmente incomparables. Aquí se toma de pretexto la reelección del Presidente Fernández, la aventura irracional de Hipólito (la reforma del 2002 y su eventual intento reelecionista) y el referente continuista del Dr. Balaguer, para desembocar en una tesis ciega que pretende inducir similitudes incongruentes sin tomar en cuenta los antecedentes históricos, ni mucho menos, los significados concretos de los liderazgos en términos políticos y de realizaciones materiales. ¿O acaso, los procesos de participación y aperturas de discusiones y debates en el seno de la sociedad que precedieron a la reforma constitucional de 2002 (si es que los hubo) han sido similares a los que ha fomentado y propiciado actualmente el Presidente Fernández, para aupar el proyecto de reforma constitucional que ha sometido al Congreso Nacional? ¿Se puede comparar el Leonel Fernández Reyna, Presidente y líder, con el Hipólito Presidente y jefe de un grupo dentro del PRD? ¿Se puede comparar los dos gobiernos de Fernández, en término de realizaciones como gobierno, con el desastre de la gestión de Hipólito y el PRD del periodo 2000-2004?
Probablemente, el Presidente Leonel Fernández, ni ningún otro líder o dirigente político sea indispensable para el desarrollo nacional; pero de ahí, a meter de contrabando y en un mismo saco, a Hipólito (con su reforma de tres noches) y el Presidente Fernández, más que un análisis es algo traído por los moños (una valoración política). Y no importa, que se ponga de pretexto dizque el desarrollo nacional, para invalidar y ver como retranca una figura política como la reelección, que en todo caso, Hipólito y el PRD, reintrodujeron en la actual constitución. Además, en nuestro país -la reelección en cualquier ámbito de la vida pública o privada- ya es un fenómeno cultural que ha permeado todas las instituciones (partidos políticos, Ongs, fundaciones, disputados, senadores, etc.), y hasta los cargos en la administración pública.
Así como la Dra. Espinal, ha desmenuzado ligeramente el fenómeno de las reformas constitucionales, la reelección, sus propiciadores y modalidades, hay otro fenómeno que también merece un estudio profundo y acabado y es éste: ¿a que se debe que en una misma familia estén representados los tres partidos mayoritarios: PRD, PLD y PRSC?
Lógicamente, la respuesta a ése fenómeno, tal vez, no perjudique ni supedite el desarrollo nacional, como en el caso de la reelección; pero podría orientarnos sobre los criterios que predominan a la hora de escoger preferencias partidarias.
http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/28213/2009-03-04.html
1 comentario:
Unnnnnnhhh Buena respuesta a la Espinal, quien hace profesion de la politica sin ser lo que en Santo Domingo la creen: la nonplus ultura de la politica, pero esta senora lo que es es Asistente de profesor de una de las universidades mas cuestionadas de EEUU, ademas es una asociada como directora de un Instituto de Estudios Latinoamericanos, senores pero en Republica Dominicana elevan a cualquiera
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