Por Redacción
14 de Mar 2009 12:00 AM
Las entidades como la Asociación Dominicana de Rehabilitación, que durante 46 años ha ofrecido valiosos servicios a millones de dominicanos de escasos recursos económicos, no pueden seguir operando en condiciones de precariedad económica.
Actualmente tiene proyectado un déficit de 40 millones de pesos para este año, cuando debía contar con más fondos para atender a miles de personas afectadas por discapacidades.
Aunque las autoridades responden cuando Rehabilitación expone sus angustias, lo deseable es que esa entidad cuente mensualmente con los fondos requeridos para no estar expuesta constantemente a angustias y serias limitaciones.
Aun con presupuestos deficitarios, la Asociación Dominicana de Rehabilitación ha sabido librar en sus 46 años su incansable batalla de mejorar la calidad de vida de las personas discapacitadas.
Este esfuerzo tiene la fuente de inspiración en su presidenta, Mary Pérez de Marranzini, quien sueña con lograr el establecimiento de servicios de rehabilitación organizados en todas las comunidades de la República Dominicana.
Su meta es aumentar las filiales para que las personas que les toca recibir terapia todos los días no tengan que pasar las de Caín, teniendo que viajar a la capital desde sitios apartados del interior del país.
En esta entidad todos caben y todos son útiles, sin importar su discapacidad. No sólo se dispensa asistencia médica con terapias físicas, también se desarrollan las habilidades de las personas dependiendo de sus limitaciones.
Hay escuelas de educación especial, se imparten talleres de ebanistería, ensamble, belleza y electrónica, con el objetivo de insertar a las personas discapacitadas en el ámbito laboral.
Pero para mantener estos servicios, el equipo de Rehabilitación ha tenido que librar arduas batallas, sobreponiéndose al desaliento que provoca el operar con millonarias dificultades económicas.
Gracias a un llamado de solidaridad que encuentra siempre eco en sectores sensibles de la sociedad y mediante rifas y la presentación de espectáculos, esta meritoria vocación de servicio no ha desaparecido.
Sin embargo, ya es tiempo de que Rehabilitación pueda contar con un presupuesto estable y con todas las facilidades para seguir adelante en su humanitaria labor.
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