Fidel y Leonel
El trato distinguido que el comandante Fidel Castro y el gobierno cubano dispensaron al presidente Leonel Fernández durante su la visita de cinco días a esa isla fascinante reafirma la hermandad entre ambas naciones y reconocimiento al excepcional liderazgo que ejerce el mandatario dominicano entre sus iguales de América latina y el Caribe.
Un convaleciente Fidel, cuya figura ya tiene un lugar reservado en la historia mundial, recibió al presidente Fernández, con quien sostuvo una conversación que se prolongó por más de dos horas, durante la cual abordaron con pasión y admiración mutua temas históricos, políticos y económicos.
El comandante en jefe relató los pormenores de su encuentro con Leonel en un escrito de siete páginas para su columna Reflexiones, en el diario Granma, que por lo general no excede las dos cuartillas, lo que demuestra el gran interés que ese conversatorio despertó en el líder de la Revolución cubana.
En ese escrito, Fidel se muestra como biógrafo y relator de la persona y de los planteamientos del doctor Fernández sobre orígenes y consecuencias de la crisis económica global e incluso hace un emotivo símil sobre la niñez, adolescencia y la carrera política de él y del presidente dominicano.
El encuentro Fidel-Leonel ha sido en primer término una forma de homenaje de gratitud y admiración del líder cubano hacia el pueblo dominicano y de homenaje hacia figuras nacionales ya fallecidas de gran vinculación con la historia de Cuba, como Bosch, Jiménez Moya y Caamaño.
Por crasa mezquindad, fariseos de la política, medios de comunicación y mentados cuentistas sociales intentan (en vano, claro) restar trascendencia a lo que constituye un innegable acontecimiento político y diplomático que resalta y consolida el liderazgo del presidente Leonel Fernández.
Tiene razón el comandante Fidel al decir que el sitial político del presidente dominicano no ha sido un regalo de nadie, sino, agrego yo, el resultado de muchos años de ejercicio de la actividad política combinado con intenso entrenamiento académico, hasta poder estar en el momento oportuno cuando se tocó la clarinada del relevo político.
No hay que comulgar con la acción de gobierno del Presidente para reconocer o admitir que el doctor Fernández ha logrado erigirse en figura de alto vuelo a nivel internacional, al punto que su liderazgo ha influido para evitar mayor deterioro en nexos entre gobernantes y países o para lograr la inserción de República Dominicana en esquemas de integración regional como el Grupo Río y Comunidad Económica del Caribe.
A pesar de que el PRD tuvo en el doctor José Francisco Peña Gómez un líder de gran dimensión mundial, los tres gobiernos de ese partido no sacaron a la República de su aislamiento político y económico, un encierro insular que comenzó a ceder durante la primera administración del presidente Fernández.
Tanto como los gobiernos de factura plural, democrática y liberal que ha encabezado, la estatura como estadista del doctor Fernández ha contribuido en cierta manera a que la nación reciba un trato más digno de grandes metrópolis y líderes, así como de organismos multilaterales como Naciones Unidas, OEA, Fondo Monetario, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El planteamiento del Presidente sobre las causas y consecuencias de la crisis económica global, que con tanta atención escuchó Fidel, ha tenido gran repercusión en toda América y ha sido asimilado o secundado por los presidentes de Brasil, Venezuela, Centroamérica, asi como por académicos y foros en todo el mundo.
No se olvide que Fernández fue presidente Ad témpore del Grupo Río y secretario de la Cumbre Mundial de la FAO, celebrada en Italia, entre otros muchos lauros alcanzados a nivel internacional, dentro de una ofensiva diplomática, comercial y política que ha permitido colocar el país en el mapa mundial.
El gran honor que ha conferido Fidel al Presidente dominicano, adquiere mayor significación porque ha sido conferido a un líder caribeño que gira con luz propia en el universo ideológico.
El encuentro de esta semana en La Habana de Leonel y Fidel y el escrito singular del líder cubano sobre esa conversación, constituye un motivo de regocijo para los dominicanos, sin distinción de credo político y sirve también para redimensionar la figura del Presidente, como la de un gran estadista con consolidado liderazgo que hace tiempo rebasó el espacio insular.
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/3/7/9608/A-Rajatabla
No hay comentarios:
Publicar un comentario