Muchas gracias a Javier Loaiza, de NuevaPolítica.net
Escrito por Javier Loaiza |
La semana anterior estuve en República Dominicana, participando en un seminario del partido político Fuerza Nacional Progresista, FNP, un partido pequeño que está redefiniendo su estrategia de futuro. Hice una presentación llamada “Por qué fracasan los políticos”, que se encuentra en tres propuestas: 1. El mundo cambió, 2. Los políticos no han cambiado, 3. Se requiere un nuevo liderazgo para el nuevo Siglo. La verdad, me habían invitado a hacer una charla sobre las “Claves para la renovación partidaria”, resultado de mis más de doce años de trabajo con partidos políticos. Les expliqué el cambio y les presenté excusas, pues el tema previsto es de carácter más técnico y operativo, si se quiere, aunque nunca exento de estrategia y valores. Preferí el primero, por el enfoque de la discusión y el temario general del evento. Por fortuna, creo que hice bien la tarea y casi todos, quedaron satisfechos. Aparte de mi presentación, lo más importante es que tuve la oportunidad maravillosa de compartir, aprender y reconocer. Fue especialmente grato reunirme de nuevo con Eva Gustavson, directora de la Fundación Sueca Jarl Harlmerson y encargada de relaciones internacionales del Partido Moderado, actualmente en el gobierno de su país, a quien había conocido y visto en varias oportunidades pero esta vez, tuvimos varios días para conversar y actualizarnos. Compartimos una serie de apreciaciones sobre la situación política latinoamericana y coincidimos en nuestra lectura de los peligros del “nacionalpopulismo” para el futuro de la región. El evento se realizó en la Escuela de Formación Política del partido, un funcional local construido en medio de una finca, con todos los recursos, y el ambiente campestre que permite trabajar intensa pero relajadamente. La Escuela está situada en predios del municipio de San Francisco de Macorís, sugestivo nombre de una población que no pudimos conocer, situada a una hora de Santiago de los Caballeros, segunda ciudad de República Dominicana. O tercera, si reconociéramos a Nueva York y ciudades circunvecinas en los Estados Unidos, donde según cuentas, residen más de un millón trescientos mil dominicanos, producto de la migración, que nos ha vuelo a los países “en desarrollo” exportadores de mano de obra y de talento hacia los países ricos. Es sorprendente que un partido se ocupe en serio de capacitar su gente, cuando la mayoría de los partidos solo están interesados en conseguir votos, negociar posiciones y repartirse pedazos del poder. Y sobre todo, verificar que tienen un acendrado manantial de valores y principios a los que se aferran con devoción, no sólo de palabra, sino que tratan de hacer ejercicio práctico de los mismos. Espécimen raro en nuestras latitudes, donde la norma parece ser que “todo es negociable” en el sentido de sacrificarlo todo por los resultados. La vieja lógica que ha hecho carrera: el fin justifica los medios. Encima, mas de un tercio delos asistentes eran mujeres, cosa poco comun en este tipo de seminarios en los partidos latinoamericanos. Y tres excelentes ponencias de representantes del partido. Felicitaciones. Me reuní con un joven diputado y viejo amigo, José Ricardo Taveras, hombre inquieto, dinámico y preocupado por el futuro de su país y que, de acuerdo con las informaciones obtenidas, es reconocido como uno de los más activos congresistas del país, a pesar de formar parte de, quizá, la bancada más pequeña- compuesta por apenas dos integrantes-. Tiene una gran presencia e influencia en el trabajo legislativo. La fuerza y el poder no están necesariamente en el número, sino en la capacidad de trabajo y, sobre todo, en el enfoque en los valores y metas estratégicas. Esa actitud coherente es luz que ilumina el recorrido por un mapa de incertidumbres y dificultades abre camino a la consolidación de un proyecto político importante. Tuve el agrado de compartir con Pelegrin Castillo, otro viejo amigo, el otro diputado de FNP, un hombre intelectualmente estructurado y bien formado, con quien compartimos el hábito de querer explicarlo todo. Al punto que le confesé que nos parecemos en que la gente nos pregunta -¿Cómo le va? Y nosotros, en vez de responder con un saludo, les contamos pormenores que muchas veces podrían no tener interés en conocer. Volvía a ver a Manuel Núñez, un intelectual de recia personalidad y amables maneras aunque contundente en sus argumentaciones. Lingüista, académico, ensayista. Nos hizo una excelente presentación sobre las dificultades de la migración ilegal haitiana para la vida dominicana. Me regaló un enjundioso libro “El Ocaso de la Nación Dominicana” al cual me referiré en dos notas adicionales a esta, y que, de seguro, nos ayudarán a quienes no estamos familiarizados con esa realidad, a entender un poco la situación de la Isla La Española. Aparte de otros expositores excelentes y versados en sus temas y los más de 50 entusiastas y estudiosos participantes que venían de muchas partes del país y que estuvieron los tres días del seminario, tuve la fortuna de conocer y compartir con el gestor, promotor, alma y raíz de esta organización política. Un Señor a todo dar, conocedor de la historia dominicana como pocos y coprotagonista de muchos los sucesos que han marcado la historia de, por lo menos, el último medio siglo del país. Vertical, recio, directo, “Vincho” ó el “Doctor Castillo” como le dicen en una mezcla de cariño, respeto y veneración, un hombre mayor que posee claridad de su papel y, una decisión de ayudar a construir un futuro nuevo para su país, enfrentando los retos de la incertidumbre dominicana que se mueve entre las fuerzas de dos aguas encontradas y amenazantes para el futuro, los influjos de la globalización, la pérdida de espacios del Estado Nación y las dificultades de los nuevos liderazgos de construir una agenda nacional, de un lado. Del otro, la tremenda realidad que representa la migración ilegal haitiana, los peligros que representan la inestabilidad, la ingobernabilidad, y la pobreza del vecino país. Bajo su liderazgo de político, la FNP durante casi treinta años ha cumplido visceralmente con su misión: ser fuerza de testimonio. Hoy, entiende que las nuevas generaciones necesitan abrirse paso, crecer y participar más decididamente en la construcción del futuro de su país. Sabe que es posible hacerlo, pero reconoce que no es con solo entusiasmo y trabajo, sino que es fundamental seguir respetando el ideario y mantener la lealtad a las alianzas, tarea estratégica que no es fácil de resolver en la actual coyuntura. Bien, como me preguntara al despedirnos en el aeropuerto Alejandro, el joven hijo de José Ricardo: -¿Estás triste?. Le contesté con la única verdad que tenía a mano: -Tengo una mezcla de más y menos. Estoy triste por viajar y dejar este grupo de maravillosas personas con quienes he compartido estos días. Estoy feliz, por regresar a casa, en Bogotá, y reencontrarme con mi esposa y mis dos hijos. Bogotá, 17 de agosto de 2009 |
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