lunes, 19 de octubre de 2009

Vincho

Aristófanes Urbáez - 10/19/2009

“El hombre teme a la verdad; se autoengaña”
F. Nietzsche

Antes de que el doctor Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho) forjara, con su Fuerza Nacional Progresista, la alianza con el PLD, que lo llevó como candidato a senador por el Distrito Nacional en 1994, era un hombre cercano a Balaguer pero con criterios propios; y lo digo, por los ataques que hizo en determinados momentos a funcionarios como Aníbal Páez, Fernando Álvarez y otros.

En una ocasión, cuando este escribano era militante de la tropa púrpura, Vincho le echó en cara al PLD y a su líder el poco apoyo que brindaron a las leyes agrarias promovidas por Balaguer y promulgadas en 1972 (que al decir certeramente del Partido Comunista Dominicano (PCD) de la época, formado por un puñado de cabezas brillantes, “eran lo más revolucionario que se había hecho en materia de legislación de tierra en el país desde la Colonia”); quien escribe se acercó a Don Juan y le dijo que respondería las alusiones de Vincho porque el PLD ni él tenían que ver con leyes agrarias, ni tenían que plegarse a lo que hiciera Balaguer debido a que el líder del PLD lo acusaba de ser el responsable de los llamados “mataderos electorales” (alguien cabaretero recordaba en estos días las acusaciones de robo de elecciones del primo Juan Esteban Olivero Féliz en carta al caudillo de Navarrete). Don Juan, sabio hasta en sus momentos de malas pulgas, me dijo: “No, no le respondas”. Cuando inquirí el porqué, me dijo: “Porque no encontrarás un solo papel que lo incrimine (a Vincho, a.u.) y porque el pleito será para siempre”.

No sé si por las mismas razones de Leonel, pero para quien escribe, Vincho es un ícono: también soy ‘vinchista’, aunque cuando todos queríamos salir de Balaguer en 1978, no me gustara que se encargara de su defensa.

Pero si hay un hombre en este país con predicciones certeras –al margen del gay trinar de las gallaretas–, y que piensa en función de país, no en función de enriquecerse o de su barriga, ¡ése se llama Vincho Castillo!

Por tanto, no importa lo que digan los brasileños, ni mi amigo Rodríguez Pimentel: lo de Monte Grande, lo de Sabana Yegua (¡y hasta las denuncias de El Nacional de sobrevaluación en la construcción de la presa de Pinalito!), debe ser aclarado, y debe ser aclarado para bien de la memoria de Don Juan Bosch, que no puede ser alcanzada por mancha alguna de indelicadezas de otros.

¡Los antiboschistas que se callen! ¡Los boschistas queremos que Vincho cumpla su papel en la Comisión de Ética y Transparencia! Eso es así, aunque nos bloqueen y hasta nos destierren. “¡El boschismo es indestructible!”

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=118575

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