Editorial El Nacional.
Sin reconocer en lo más mínimo que el pueblo dominicano es el samaritano que ayuda a Haití a acarrear la pesada cruz de su dilatado drama, uno de los halcones del Departamento de Estado, ha advertido que República Dominicana deberá asumir un sacrificio mayor como penalidad por su vecindad geográfica con la zona de calvario.
Charles Shapiro, coordinador económico de Asuntos Hemisféricos de la cancillería estadounidense, plantea que la sociedad dominicana no puede ignorar o estar ajeno a la pesadilla haitiana, como si ese señor ignorara que hace tiempo que ese cólera cruzó la frontera.
Las declaraciones que ese veterano diplomático ofreció a Listin Diario han de causar tanta indignación como preocupación, pues procuran actualizar la vieja tesis sobre la fusión de las miserias como solución a un mal que es motivo de vergüenza para una indiferente e insensible comunidad internacional.
El señor Shapiro ni ningún otro funcionario del Departamento de Estado tienen calidad jurídica ni moral política para regañar a una nación que ha cargado con la parte más pesada del drama haitiano, por vía de una inmigración desaforada con la que de cotidiano comparte lo poco que como renta nacional puede colocarse sobre la mesa. Ha de saber el señor Shapiro que República Dominicana lidera la mesa de donantes de Haití, porque ha asumido la tutela y destino de más de un millón de haitianos, a los que Estados Unidos, Canadá ni Francia aceptarían como inmigrantes.
Cuando en Puerto Príncipe el ex presidente Bill Clinton denunció que la mayoría de las metrópolis incumple su promesa de ayudar a Haití, tenía a su lado a empresarios dominicanos dispuestos a invertir en esa nación.
La sociedad dominicana está compelida a rechazar a todo pulmón la velada advertencia hecha por ese funcionario, de que una solución definitiva al problema haitiano pasa por imponer mayores sacrificios a República Dominicana. Sepa el señor Shapiro que la soberanía nacional es innegociable. ¡Carajo!
http://www.elnacional.com.do/editorial/2009/10/3/28186/Que-mas-quieren
Charles Shapiro, coordinador económico de Asuntos Hemisféricos de la cancillería estadounidense, plantea que la sociedad dominicana no puede ignorar o estar ajeno a la pesadilla haitiana, como si ese señor ignorara que hace tiempo que ese cólera cruzó la frontera.
Las declaraciones que ese veterano diplomático ofreció a Listin Diario han de causar tanta indignación como preocupación, pues procuran actualizar la vieja tesis sobre la fusión de las miserias como solución a un mal que es motivo de vergüenza para una indiferente e insensible comunidad internacional.
El señor Shapiro ni ningún otro funcionario del Departamento de Estado tienen calidad jurídica ni moral política para regañar a una nación que ha cargado con la parte más pesada del drama haitiano, por vía de una inmigración desaforada con la que de cotidiano comparte lo poco que como renta nacional puede colocarse sobre la mesa. Ha de saber el señor Shapiro que República Dominicana lidera la mesa de donantes de Haití, porque ha asumido la tutela y destino de más de un millón de haitianos, a los que Estados Unidos, Canadá ni Francia aceptarían como inmigrantes.
Cuando en Puerto Príncipe el ex presidente Bill Clinton denunció que la mayoría de las metrópolis incumple su promesa de ayudar a Haití, tenía a su lado a empresarios dominicanos dispuestos a invertir en esa nación.
La sociedad dominicana está compelida a rechazar a todo pulmón la velada advertencia hecha por ese funcionario, de que una solución definitiva al problema haitiano pasa por imponer mayores sacrificios a República Dominicana. Sepa el señor Shapiro que la soberanía nacional es innegociable. ¡Carajo!
http://www.elnacional.com.do/editorial/2009/10/3/28186/Que-mas-quieren
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