lunes, 5 de octubre de 2009

La Nación Dominicana y los problemas de Haití


POR MAXIMO SANCHEZ*


*EL AUTOR es político. Reside en Raleigh, Estados Unidos.


Es cierto que nuestro país vive un matrimonio sin divorcio con el vecino Haití, pues nunca hemos visto un serrucho divino partiendo una gran porción de tierra en dos; el devenir de la historia se encargó de crear dos pueblos muy diferentes, que hoy comparten vidas y destinos diferentes en una misma isla.

República Dominicana, “el pequeño David del Caribe, actor solitario de su historia” como acertadamente lo califica el doctor Euclides Gutiérrez Félix, es una Nación que ha forjado su identidad a golpes de sus propios ovarios en dolorosos partos a través de una vida llena de miserias y glorias como la mayoría de las naciones del mundo. Es dramático solo pensar, como piensan algunos actores internacionales, en la desproporcionada idea de la fusión para dar paso a un diabólico y desconocido engendro de funestas consecuencias.

Después de los tratados que legalizaron internacionalmente la ocupación de la parte occidental del territorio, por aventureros internacionales, principalmente franceses (bucaneros y filibusteros, pero además, piratas de toda ralea que tomaron la isla Tortuga como su centro de operaciones); los habitantes de la parte oriental, que luego correrían la suerte de llamarse dominicanos, nunca fueron los causantes de los problemas y males que afectarían aquellos que se asentaron en occidente sin invitación.

Lamentablemente y por razones históricas intrínsecas, que no vamos, ni podemos discutir en este artículo, Haití ha devenido en un inmenso conglomerado humano lleno de miserias y penas sin reglas ni instituciones respetables. Hoy está ocupado por los gendarmes de la ONU, que ante un sensato temor ha actuado para evitar un desbordamiento humano que sin dudas afectaría a toda la comunidad civilizada adyacente.

Realmente nuestro vecino enfermo se agrava con el paso de los días, y las hordas de masas hambrientas han quedado sin alternativas. Nuestras ambivalentes políticas, nos hacen temer por el futuro de la Nación, no podemos democratizar, ni permitir que se universalicen conceptos que más tarde o más temprano irían en detrimento de nuestra base como país soberano. Los agentes internacionales (con recursos que solo los insulsos, no se imaginan de donde provienen), debemos enfrentarlos a tiempo, antes que su veneno se reproduzca en los escenarios mundiales donde lo están sembrando.

La sangre de aquellos que a golpes de valor y sacrificios crearon nuestra nacionalidad, ¡jamás secará! Al mundo entero debe constarle, que antes de quebrarnos como Nación; los pretenciosos, ¡sean quienes sean!, primero tienen que convertirnos en restos y cenizas en ese suelo en que nacimos y que orgullosamente llamamos Patria.

http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/43605/2009-10-05.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

SR.MAXIMO SANCHEZ USTED TIENE UNA VISION MAS QUE ASERTADA UNA RELIDAD INEQUIVOCA.PORQUE EL PUEBLO DOMINICANO JAMAS DARA UN PASO QUE NO SEA A FAVOR DE LA PATRIA Y LA SOBERANIA NACIONAL,PORQUE PARECE QUE A LAS PERSONAS INTERESADAS Y LA COMUNIDADA INTERNACIONAL PARECE SER QUE SE LE HAS OLVIDADO LA SANGRE Y LOS SAGRIFISIOS QUE LE HA COSTADO A NUETRO PUEBLO TENER NUESTRA INDEPENDENCIA Y SOBERANIA NACIONAL.QUE PRECISAMENTE NO FUE CONTRA YUGOESLABIA -NI RUSIA-NI UNGRIIA.SINO CONTRA LA NACION QUE NOS QUIEREN IMPONER A LA FUERZA Y AUNQUE FUESE OTRA NACION NOSOTRO TENEMOS EL DERECHO Y LA SOBERANIA PARA DECIDIR NUESTRO PROPIO DESTINO NO SUGERIDO NI IMPUESTO POR NADIE ESTE DERECHO LO TENEMOS COMO NACION AL IGUAL QUE TODAS LAS NACIONES DEL MUNDO QUE DECIDEN QUIEN ENTRA A SU PAIS Y EN CUALES CONDICIONES POR QUE SON SOBERANOS AL YGUAL QUE NOSOTRO DE LO CONTRARIO PARA CADA NACION ENTONCE SE HICIERON INDEPENDIENTE ENTONCE DEBERIAMOS HABRIR TODAS LAS FRONTERAS DEL MUNDOS SIN CONTROL A VER QUE PASARIA CON LA SOBERANIA DE CADA QUIEN,NO ES POSIBLE BERDAD ENTONSE LA NACION DEBE SEGUIR FIRME PARA PODER MANTENER LOS LEGADOS DE NUESTRO ANSESTRO Y EL FUTURO DE NUETRAS FAMILIAS. DOMINICANOS PARA SIEMPRE.