12 Octubre 2009, 11:37 AM
CRÓNICA DEL PRESENTE
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Hace más de veinte o veinticinco años, desde el programa matutino que producía Julio Hazim, en Radio Santo Domingo Televisión, que hoy tiene un nombre que nadie sabe pronunciar, acompañado de Machi Constant y Consuelo Despradel, el autor de esta columna denunció, con lujo de detalles, cómo se había puesto en ejecución un plan elaborado por los proyectistas estadounidenses, canadienses y franceses, para unificar al pueblo haitiano y a la nación dominicana y convertirlos en un Estado que ignoramos el nombre que los dueños del mundo, o por lo menos de esta parte del continente, habían decidido inventarse para dar a conocer en esa nueva proyección la isla de La Española.
En una ocasión, no recordamos la fecha, el doctor Joaquín Balaguer acusó públicamente al gobierno francés, o mejor dicho al Estado francés, de ser el promotor de esa idea. A partir de ese momento la mayoría del pueblo dominicano conoce como en largo proceso de intimidación, amenazas, calumnias, mentiras y difamación, se ha presentado en nuestro país y en el exterior, a los dominicanos, como racistas, discriminadores y explotadores, del pueblo haitiano. Pues bien, remedando aquella expresión valiente y viril de José Martí, podemos afirmar que “ha llegado la hora de los hornos…” y la presencia con responsabilidades asignadas en la isla de Santo Domingo de dos figuras mundiales de la categoría de Jimmy Carter y Bill Clinton en función de guardianes ejecutivos misioneros, deja sumamente establecida e indiscutible la preocupación de aquella denuncia de hace tantos años.
El verdadero presidente de ese conglomerado que todavía responde al nombre de Haití es el señor Clinton y aunque todo el mundo sabe de las profundas diferencias y contradicciones que existen entre él y el señor Carter, ambas figuras avaladas por su prestigio de ex mandatarios de la nación más poderosa del mundo, están dando cumplimiento a una orden del gobierno de su país, convencido, al igual que los franceses y los canadienses, que desgraciadamente el pueblo haitiano, como lo calificó Juan Bosch, “conglomerado humano”, en la realidad de los hechos es inviable, lo que significa que no tiene posibilidades de vivir como sociedad civilizada bajo los lineamientos jurídicos de un Estado republicano.
Desde su nacimiento el Estado haitiano fue inviable. Dessalines no proclamó una república, impuso la creación de un imperio, en aquel momento, dentro de su extensión territorial, con cerca de un millón de habitantes que hablaban veintidós dialectos, que alejaban a sus pobladores de la unidad idiomática, que es la base fundamental de una nación. Que las ONGs financiadas por esos tres poderosos países y las cotorras, femeninas y masculinas, de la radio y la televisión den una explicación al pueblo dominicano, heroico, valiente, “David del Caribe, legendario y veterano de la historia”, que en un largo camino de vicisitudes de cinco siglos y frente a todos los obstáculos y tropiezos, ha podido apuntalar y consolidar los perfiles de su soberanía y de su dignidad. Continuaremos…
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/10/12/28917/CRONICA-DEL-PRESENTE
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