Ni fusión ni absorción

Editorial Listin Diario.

Como naciones con orígenes, idiomas y culturas distintos, Haití y República Dominicana tienen el compromiso de promover su mejor coexistencia en la isla que ambas comparten.

Ninguna puede absorber a la otra ni trazarle un destino o rumbo diferente al que aspiran sus pueblos.

No es posible, por tanto, experimentar una yuxtaposición ni política ni de otro género entre ambos.

Ni forzar situaciones que busquen subordinar la soberanía y la libre determinación de un país frente al otro, buscando acomodar salidas o soluciones a problemas que, por ser en algunos casos comunes, no necesariamente tienen que afrontarse en desmedro de los valores y fundamentos que son propios o intrínsecos de ambas naciones.

Sería una perversidad histórica que a alguien se le ocurriera promover la fusión de Haití y República Dominicana pateando las bases que dieron origen a su cultura, sus leyes y sus costumbres y a sus particulares prioridades y esperanzas nacionales, en nombre de fórmulas que, en otras latitudes, han probado ser contraproducentes y generadoras de odios, guerras y vergonzosas usurpaciones.

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